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Carta abierta del Chapo Guzmán desde la cárcel en Estados Unidos: «He sufrido mucho»

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El líder narco mexicano vinculado a Capitanich, cuenta en una carta de 7 páginas que sufre estrés y depresión por los malos tratos que sufre en la prisión donde está detenido en Colorado.
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Joaquín Guzmán, conocido como «El Chapo» Guzmán, está detenido en una cárcel de máxima seguridad estadounidense cumpliendo una condena a cadena perpetua por ser la cabeza del Cartel de Sinaloa, organización criminal que ingresó toneladas de droga a Estados Unidos y cometió centenares de crímenes.

Luego de ser extraditado en 2017, el narcotraficante mexicano, que se convirtió en un personaje de las series de televisión está alojado en la prisión ADMAX Florence, en el estado de Colorado, donde, según aseguró el delincuente en una carta que se dio a conocer esta semana, su salud empeora cada día, debido a las deficientes condiciones del penal.

La carta publicada por medios alrededor del planeta está escrita en inglés, pero la firma el narcotraficante. A lo largo de siete páginas, El Chapo, de 64 años, se quejó del modo en el que lo tratan en el penal y que, según su versión de los hechos, está dañando su salud tanto física como psíquica por el riguroso nivel de aislamiento .

“El trato que recibo es cruel e injusto, y me está causando que sufra problemas psicológicos y de salud. (…) Estoy descartado de tener cualquier contacto verbal o comunicación con otros presos”, cuenta Guzmán, quien asegura que padece dolores de cabeza, calambres musculares, pérdida de la memoria, trastornos del sueño, estrés y depresión.

“Aunque no comparto celda y estoy confinado 24 horas al día, funcionarios de la prisión entran varias veces por semana para hacer registros de rutina”, relata Guzman, en la carta, en la que revela que los guardias mueven todos los días sus pertenencias y revisan que no haya nada extraño en ellas. Ése hostigamiento, denuncia, le causa una fuerte presión psíquica.

“Soy un mexicano de 64 años y fui extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017“, dice El Chapo en el comienzo de la declaración que se hizo pública y causó un gran revuelo, y añade: “Cada noche esto causa que mi corazón comience a latir rápidamente, elevando mi presión arterial. He presentado este problema al personal, pero nadie ha hecho algo”.

“He sufrido mucho estando en confinamiento solitario. Mi presión arterial se ha elevado, llevando a dolores de cabeza y ansiedad. A veces olvido cosas”, confiesa el líder narco mexicano. “Me sirven poca comida y a menudo quedo con hambre”, escribe en la carta en la que asegura que por la noche su “corazón comienza a latir rápidamente, elevando la presión arterial”.

Lo mantienen encerrado en una celda pequeña de una de las zonas de más alta seguridad de la cárcel. Por una ventana le pasan los alimentos. No puede ver a los otros reclusos o salir al patio del penal para tomar aire y distraerse. “No tengo contacto humano, más que cuando los guardias ponen y remueven mis grilletes”, se queja Guzmán.

Las llamadas son limitadas. Tiene 15 minutos solo para hablar con su mamá, hermana e hijas. No puede comunicarse con su esposa porque ella también está encarcelada en Estados Unidos pagando una pena por narcotráfico. Cuando habla con sus abogados, lo hace en la celda que está las 24 horas del día siendo monitoreada por cámaras de seguridad.

El Chapo admite que “reza” que una corte federal atiende a sus llamados e “intervenga” para cesar los atropellos de los que dice ser víctima. Sabe que su pena no será modificada, pero espera que mejoren sus condiciones de reclusión en la cárcel de ADMAX Florence, donde están alojados con terroristas, espías, narcos y más personajes condenados a cadena perpetua.

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