La mejor amiga del diputado lilberal le sugirió dejarse las patillas pero no en honor a Menem sino a Wolverine.
Lilia Lemoine es la mejor amiga de Javier Milei. Lo maquilla, le acomoda el pelo y ahora le sugirió dejarse las patillas pero no en honor a Menem sino a Wolverine, el superhéroe de Marvel.
Nacida en José León Suárez, acompaña al diputado liberal a todas partes, es su fotógrafa y su principal asesora de imagen. Tan es así que lo ha hecho vestir de Capitán Ancap, una abreviatura de anarcocapitalismo. Lo hizo como parte de una de sus actividades principales, la de cosplayer.
Ella dice que es la mejor del país en ese rubro y que Tani, el hijo del Alberto Fernández, no es cosplayer sino «un disfrazado» que hubiera sido mejor presidente que el padre porque al menos es liberal.
Lilia Lemoine es la mejor amiga de Javier Milei. Lo maquilla, le acomoda el pelo y ahora le sugirió dejarse las patillas pero no en honor a Menem sino a Wolverine, el superhéroe de Marvel.
Nacida en José León Suárez, acompaña al diputado liberal a todas partes, es su fotógrafa y su principal asesora de imagen. Tan es así que lo ha hecho vestir de Capitán Ancap, una abreviatura de anarcocapitalismo. Lo hizo como parte de una de sus actividades principales, la de cosplayer.
Ella dice que es la mejor del país en ese rubro y que Tani, el hijo del Alberto Fernández, no es cosplayer sino «un disfrazado» que hubiera sido mejor presidente que el padre porque al menos es liberal.
Lemoine asegura que es influencer desde antes de que se inventara el término. Arrancó en Facebook, Youtube y a Instagram lo usa para los canjes. «Cobraba 5 mil por historia», confiesa.
Con el líder libertario comenzó a trabajar cuando hacía El Consultorio de Milei en el teatro. Ella hacía las maquetas de telgopor del Banco Central que el economista destrozaba en cada show. Ahora es la vice del Partido Libertario y sueña con ser el sargento Cabral de Milei.
En 2019 fue candidata por primera vez por la lista José Luis Espert. Pero luego se sintió traicionada cuando el ex postulante a la presidencia se sacó una foto con Larreta, a tal punto que ese día lloró.
«Espert es gorila», dice ahora, y aclara que no es antiperonista sino antiradical porque la UCR pertenece a la Internacional Socialista y arrastró a Macri al fracaso junto a la Coalición Cívica. Con los peronistas de derecha y menemistas se lleva bien porque dice que al menos no son de izquierda.
«El feminismo es un cáncer», define, porque según ella no busca la igualdad sino privilegios. «Protege a un colectivo y no a un individuo», se queja. También propone no crear leyes sino derogar y dice que lo mejor que puede hacer un legislador es no ir para ahorrar luz y gas.
Según ella no existiría el kirchnerismo sin Ricardo López Murphy y Elisa Carrió, cuyos votos en 2003 le impidieron a Menem ganar en primera vuelta. Apunta al Bulldog como «el gran divisor del liberalismo».
Pero cree que la gente puede cambiar y recuerda que Milei recién a los 42 años viró al anarcocapitalismo. Ahora tiene esperanza por la base de jóvenes libertarios que se gesta en la Argentina. «Nos queda convencer a los grandotes pelotudos», desafía. Y pide una ley que obligue a los políticos a pasar un psicotécnico antes de ser candidatos.