El hombre conseguía a los clientes por medio de WhatsApp. De las tarifas cobradas por los encuentros íntimos, la organización se quedaba con la mitad del dinero.
Un hombre fue detenido sindicado como presunto cabecilla de una banda dedicada a la explotación sexual en el barrio porteño de Barracas. Se cree que el hombre se encargaba de conseguir los clientes mediante la aplicación WhatsApp. La hermana del sujeto colaboró para que los investigadores pudieran dar con él.
La detención fue realizada ayer a la tarde cuando el sospechoso caminaba por Avenida Regimiento de Patricios y calle Aráoz de Lamadrid, luego de una investigación previa y seguimiento de contactos telefónicos. El personal de la División Capturas y Prófugos de la Policía de la Ciudad fue requerido por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°1, a cargo de Andrés Lijo, para llevar a cabo tareas de investigación que logren dar con el paradero y posterior detención del acusado.
En estos inmuebles —regenteados por al menos cinco personas, pero que tenían como jefe al hombre buscado por la Justicia—, eran ofrecidos servicios sexuales de mujeres, entre ellas la denunciante. El prófugo era quien se encargaba del funcionamiento de los lugares y además conseguía los clientes a través de páginas de Internet y WhatsApp.
La víctima indicó que de las tarifas cobradas por los encuentros sexuales, la organización se quedaba con la mitad del dinero, lo que provocaba que estas mujeres debieran trabajar durante más tiempo para poder obtener ganancias.
Durante la investigación, se verificó la explotación que sufrían las víctimas gracias al material aportado por la denunciante. En consecuencia, a raíz de todos los elementos recabados, iniciaron las tareas que determinaron dos posibles domicilios en los que se encontraría el delincuente. Los efectivos se apostaron en las inmediaciones de las viviendas de forma encubierta y establecieron que en una de las propiedades residía la hermana.
Los oficiales mantuvieron una charla con la mujer, que aseguró que no mantenía relación con su hermano, pero finalmente accedió a colaborar en la búsqueda del fugitivo. El Magistrado interventor, al tanto de la situación, ordenó su detención que se dio en las últimas horas. Ahora espera en un calabazo a ser llamado a declarar por el delito que se le imputa.
El sospechoso detenido.Por otro lado, pocos días atrás y tambíen en la Ciudad de Buenos Aires, personal de la Comisaría 12A de la Policía local arrestó a cuatro jóvenes de entre 13 y 15 años por robarle el celular con una pistola de juguete a una mujer de 19 años en la esquina de Ruiz Huidobro y Tronador, zona de Saavedra.
Tras una persecución, fueron detenidos en la avenida Balbín al 3700, de la misma zona. Allí, tras ser fichados, se descubrieron sus edades. Tres de ellos son oriundos del barrio Mitre en Saavedra, el restante proviene de Villa Martelli. La pistola de juguete, a simple vista, era creíble, una réplica de una Beretta 9 milímetros con cachas negras. Según fuentes policiales, uno de los acusados tenía el teléfono: dijo que lo había comprado poco antes en el Barrio Mitre. Irónicamente, llevaba también la réplica, la cual ni siquiera descartó en su fuga.
La víctima luego reconoció el aparato como propio. Tenía una foto de su ahijada como fondo de pantalla.
Así, quedaron a cargo del Juzgado de Menores N°6, que ordenó que sean trasladados al Instituto de Menores Inchausti y que sus huellas sean fichadas, así como un informe médico legal y que se tome contacto con sus padres para acreditar su vínculo y su edad mediante documentación. Se descubrió que no tenían pedidos de captura vigentes. Sin embargo, sus edades los vuelven inimputables.
Al menos uno de ellos ya recobró la libertad. Estuvo apenas diez horas detenido.
