En julio reabrirán dos edificios íconos del Art Nouveau porteño. Se trata de la confitería Ideal y la Del Molino. La primera fue inaugurada en 1912 y estuvo cerrada los últimos 5 años, mientras que el edificio ubicado frente al Congreso comenzó a funcionar en 1916 y permaneció cerrada y en estado de abandono desde 1997.
La Ideal fue adquirida en 2016 y el nombre de su dueño permanece en secreto. Sí se sabe que un año después de la adquisición el edificio fue cerrado y comenzó una laboriosa restauración. La intención fue replicar la pompa de principios del siglo XX: boiserie de cedro, mobiliario checo, vitrales y piso de mármol, que había sido reemplazado por otro granítico.
Todo fue reconstruído, desde las heladeras con terminaciones en madera hasta el «bombonero», la cúpula o incluso el ascensor original.
El gobierno porteño, a través del Ministerio de Cultura que conduce Enrique Avogadro, invirtió más de 8 millones de pesos para restaurar la fachada, carpinterías de madera y la cúpula.
Un ex chef del Hilton quedó a cargo de la cocina, que será la actividad principal del lugar: no habrá más milongas. Calculan que contratarán a 100 empleados y tendrán espacio para 350 comensales.
La Confitería del Molino fue una obra de ingeniería compleja. Hubo que restaurar una cúpula de 72 metros de altura y 7600 metros cuadrados que estaban en estado de abandono. Además los arquitectos debieron recomponer más de 100 metros cuadrados de vitrales originales.
La expropiación comenzó durante el kirchnerismo y terminó en los primeros años del macrismo. Los trabajos de restauración fueron realizados por 250 personas e incluyeron buzos tácticos de la Armada para trabajar en el último subsuelo que estaba inundado. A partir del 8 de julio habrá 8 mil turnos para visitarla, aunque todavía no fue concesionado el servicio y se espera que reabra en 2023.