Claudia Pérez admitió su responsabilidad en un juicio abreviado. Nidia Angulo (30) había sido hallada por sus colegas con un tiro en la cabeza en la subdependencia de El Sauce, en Guaymallén, Mendoza.
La policía mendocina Claudia Pérez había estado en pareja con Juan Pablo Romera por unos 9 años, pero en noviembre de 2021 la relación se terminó. Un mes después de la ruptura, el joven empezó a salir con otra policía compañera de seccional: Nidia Angulo (30). En febrero de este año, la flamante pareja había decidido irse a vivir juntos. La ex de se enteró de la novedad y, según la Justicia mendocina, eso desató la locura. Ni la restricción de acercamiento logró frenarla, incluso lo amenazaba por WhatsApp: “A esa negra la volvés a ver en un cajón”. Días después, la mató de un tiro en la cabeza en la subcomisaría de El Sauce de Guaymallén, en Mendoza, donde trabajaba. La condenaron a perpetua.
Pérez, de 32 años, fue condenada este jueves a la pena de prisión perpetua en un juicio abreviado en el que admitió haber asesinado a Nidia Angulo en febrero pasado, informaron fuentes Judiciales.
La audiencia se realizó esta mañana con la participación del fiscal de Homicidios de Mendoza, Gustavo Pirrello, y el abogado de la acusada pactaron que la detenida se declarara culpable del delito de “homicidio agravado por alevosía, por aprovecharse del estado de indefensión de la víctima, por el vínculo transversal en concurso ideal agravado, la víctima era pareja de su exnovio, y por el uso de arma de fuego”.
Las pruebas en contra de Pérez eran contundentes: tras su arresto se constató que tenía en sus manos rastros de haber disparado recientemente y la amenaza previa que le hizo a Romera por WhatsApp. “No compartía esa circunstancia (la nueva relación de su ex) y días antes (del crimen) se había enterado de que se fueron a vivir juntos y ese fue el detonante”, aseveró el fiscal Pirrello sobre el móvil del crimen de la policía de la subcomisaría El Sauce tras el arresto de la ahora condenada.
El crimen
Fue cerca de las 7 del 18 de febrero pasado, en la subcomisaria El Sauce, en la localidad mendocina de Guaymallén, dos policías regresaron de una ronda y al ingresar el destacamento encontraron a Nidia en una de las oficinas que funciona como lugar de descanso. Estaba sobre una especie de cucheta y, en un primer momento, sus colegas creyeron que descansaba, pero luego notaron sangre y una herida en la cabeza. De inmediato, la trasladaron hasta el hospital de la zona. Allí, los médicos que la revisaron constataron su muerte.
Cuando la Justicia intervino, lo primero que hizo el fiscal de Homicidios de Mendoza fue preservar el lugar, ya que si bien en un principio se pensó en un posible suicidio, en la habitación faltaban elementos clave: “Lo que no cerraba es que no se había encontrado el arma con la cual se habría suicidado, la cual aún no fue hallada. Este primer indicio llamó la atención e hizo pensar en una hipótesis distinta”, dijo Pirrello por entonces. Tampoco aparecía el celular de Nidia.
Por eso, el fiscal pidió la aprehensión del actual novio de la víctima y de la ex pareja -que además es padre de sus hijos-, pero con el correr de las horas y el avance de las pruebas ambos quedaron en libertad. Es que Pérez también quedó en la mirá: la relación con Nidia era conflictiva por el noviazgo que tenía la víctima con Romera, lo que derivó en denuncias cruzadas y una prohibición de acercamiento.
”Angulo recibía amenazas por WhatsApp de la ex de su actual novio”, confirmó el fiscal de Homicidios en medio de la investigación. Estos y otros elementos llevaron al fiscal a liberar a los dos hombres aprehendidos y dejar bajo custodia a la policía Pérez como principal sospechosa del crimen.
Romera y Nidia trabajaban en la misma subcomisaría donde fue asesinada la policía. Pérez, en cambio, desempeña sus tareas en otra seccional, ubicada en el distrito de Bermejo y, al momento del crimen, tenía una prohibición de acercamiento hacia la novia de su ex.