Para el diputado radical “hay que dejar de lado los extremos y salir del laberinto por arriba”. Explicó los detalles de su “Proyecto Argentina”. Y habló sobre su posible candidatura presidencial: “Quiero liderar y voy a ir hasta el final”
El diputado nacional Facundo Manes (UCR) afirmó que Cristina Kirchner y Mauricio Macri “dividen a la sociedad” y no lo representan, explicó los detalles de su “Proyecto Argentina” y habló sobre una eventual candidatura presidencial: “Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina y voy hasta el final”.
El dirigente, médico y neurocientífico destacó que “la pandemia nos dejó tristes, con los ánimos caídos, teniendo la sensación de que este es un país fallido, pero la única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro”.
Además, en una extensa entrevista en la redacción de Infobae, el dirigente radical también se refirió a la polémica que surgió tras su decisión de no sumarse al pedido de juicio político contra Alberto Fernández por sus dichos sobre el fiscal Diego Luciani. “La política no tiene que meterse en una causa judicial”, afirmó.
Quince frases destacadas de la entrevista
1- “A mí no me representa el país que quiere Cristina Kirchner, ni el país que representa o quiere Macri. Yo quiero salir por arriba de ese laberinto, convocando a todos los sectores y dejando a los extremos de lado”.
2- “El ex presidente Macri y la vicepresidenta Cristina Kirchner dividen a la sociedad y yo creo que la solución de la Argentina es al revés: liderazgos que unan, no que dividan, porque no se puede transformar una Argentina dividida”.
3- “Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina, que salte por arriba del laberinto y que no pertenezca a los extremos. La sociedad me pondrá en el lugar que considere, pero yo estoy acá hasta el final”.
4- “Un fiscal hizo un alegato y tenemos que respetar ese trabajo, respetar la decisión de los jueces. La vicepresidenta tiene la oportunidad de defenderse. Los jueces van a decidir argumentando sus decisiones y valorando las pruebas del fiscal. La política no tiene que meterse”.
5- “Más allá de que se lo ve abrumado, al presidente le falta liderazgo. Le falta esa condición de líder, además de que nació su presidencia de forma anómala: con un tuit de la actual vicepresidenta, poniéndolo como candidato”.
6- “El modelo kirchnerista ha fracasado en Argentina: han gobernado de los últimos 18 años 14 y cada vez estamos peor”.
7- Hay que mejorar ese Cambiemos que básicamente se unió para ganarle al kirchnerismo. Eso ya no alcanza, no podemos repetir la historia.
8- Entre 2015 y el 2019 vi aumentar la grieta. Un proyecto de país se tiene que hacer como algo que supere a la división, como fue la democracia. Si no, vamos a estar en 10 años discutiendo lo mismo: inflación, más pobreza, más desigualdad.
9- Como en su momento fue la tragedia de Malvinas, creo que la pandemia aceleró esta fractura entre la sociedad y este sistema que no va más.
10- La pandemia agarró a la Argentina involucionando, empobreciéndonos desde hace décadas, con factores de riesgo altos, pero encima a la pandemia la manejamos mal. La Argentina triplicó la pobreza de los países de la región durante la pandemia.
11- La pandemia nos dejó con el alma rota, tristes, con los ánimos caídos, con muchos teniendo la sensación de que este es un país fallido. La única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro. Entendiendo que las diferencias que tenemos son mínimas frente al desafío enorme de reconstruir la Nación.
12- La inflación y el valor del dólar son síntomas, como la fiebre, de una economía enferma. ¿Cuál es la causa estructural de los síntomas? La falta de confianza, la falta de política de Estado y la falta de productividad.
13- Argentina invierte mucho en planes sociales y cada vez tenemos más pobres y más desigualdad. Sacar los planes sociales, como algunos pretenden, en un país con 50% de pobres, es algo que atenta con la paz social.
14- La educación es una brújula confiable en un mundo cambiante, la educación es coraje, es curiosidad, es más libertad, por eso la pobreza en la Argentina no solo es un drama, sino que es una hipoteca social.
15- Un modelo para inspirarnos podría ser Canadá.
La entrevista completa de Facundo Manes con Facundo Chaves, en los estudios de Infobae.
¿Cómo estás viendo el país hoy?
Triste. Sin ideas. Es un momento angustiante para la mayoría de los argentinos. De alguna manera somos todos pobres en Argentina. Hay un gran porcentaje de pobreza material, de compatriotas que no saben qué van a comer esta noche o si pueden dormir cómodamente esta noche. Aún los que tenemos el privilegio de no pensar en lo inmediato -en qué vamos a comer o qué van a comer nuestros hijos- vivimos en un ambiente empobrecido y los recursos mentales son limitados.
El que vive en una pobreza material, usa los recursos mentales para sobrevivir, por eso no puede proyectar. Hay una trampa de la pobreza que no te permite salir de la pobreza, porque no podés imaginar el mediano y largo plazo.
Pero aunque tengamos resuelto el día a día, los privilegiados también vivimos en una pobreza de coyuntura que nos atrapa permanentemente y no podemos imaginar cosas grandes, un país creciendo.
Argentina podría crecer, según mi equipo económico, alrededor de 7% u 8% anual en los próximos 15 años. Podríamos duplicar lo que exportamos -hoy exportamos 90.000 millones de dólares- podríamos duplicar las exportaciones a 180.000 en menos de una década. Con un poco más de población, seríamos 50 millones, seríamos el doble de ricos con 50 millones. En vez de pensar en eso, estamos en la chiquita, discutiendo el pasado. Somos todos pobres acá y eso nos baja la autoestima.
Estoy mirando el país con mucha preocupación y con mucho optimismo, también, porque porque la sociedad se cansó de un sistema que no va más. Recorro el país desde que llegué, desde mi información en el exterior, de 2001, primero explicando el rol de la ciencia, el rol del cerebro, cómo funciona la mente. Después contando lo que aprendí en el exterior, cómo se desarrollan los países, mi historia personal, el valor de la ciencia, de la innovación y la tecnología en el futuro de un país.
Y ahora lo recorro para decir: tenemos que encarar un nuevo ciclo, en este final de época. Como un día en los ‘80 decidimos dejar la dictadura, los momentos oscuros, y encarar la libertad, hoy tenemos que dejar atrás la decadencia y encarar, de una vez por todas, el desarrollo. Hace décadas que Argentina no tiene un programa de desarrollo, de generar riqueza, de entrada a la modernidad y en los desafíos del siglo XXI.
Pero la sociedad ya lo decidió, la sociedad en las plazas, en distintos lugares, ya dijo “este sistema no va más”. Y te voy a ser honesto, como en su momento fue la tragedia de Malvinas, creo que la pandemia aceleró esta fractura entre ese sistema que no va más y la sociedad.
– Estás recorriendo el país y provincias gobernadas por caudillos de muchos años. ¿Qué estás viendo ahí en esos lugares?
También que en este proceso anímico, que estoy diciendo, de hartazgo, se perdió el miedo también. Por ejemplo la plaza de Formosa estaba llena. En lugares, donde mucho trabajo depende del Estado, en donde la gente antes no podía ir a un acto aunque quisiera porque quizás al otro día lo echaban, ahora no le importa.
Lo vi en la campaña del año pasado también en los lugares más vulnerables del conurbano bonaerense que me decían Facundo, este sistema ya me acostumbró a vivir como alguien miserable, pero mis hijos van a ser más miserable que yo.
En todos los sectores hay un hartazgo que permite imaginar un nuevo país, que nos obliga a los que tenemos una voz a imaginar un nuevo destino común, un proyecto que salga por arriba del laberinto, porque estamos atrapados en un fanatismo, en una grieta, que sólo le sirve a los que ganan elecciones con esas grietas.
– ¿Es posible resolver esa grieta, esa fractura que hay en la sociedad, y cómo se hace?
No solo que es posible, sino que tenemos la obligación histórica de hacerlo. ¿En el 2015 que fue Cambiemos? Fue una alianza organizada, básicamente, en frenar al kirchnerismo. La ex presidenta actual vicepresidenta había dicho vamos por todo y era necesario, después de cuatro años de Néstor Kirchner y ocho de ella, con esta amenaza de autocracia, era necesario una coalición para frenar el kirchnerismo. Pero no fue una coalición de una idea de país. Se ganó una elección y no se pudo transformar el país.
¿Qué fue el Frente de Todos en 2019? Una coalición para frenar o para ganarle al macrismo y al PRO, que fue el partido que gobernó, porque no fue una coalición de gobierno, fue una coalición electoral.
Ya no podemos seguir con lo mismo. Es necesario salir de juntarnos para ganarle al otro. Ahora tenemos que juntarnos una gran mayoría de argentinos. La pandemia, este fin de ciclo y el hartazgo a este sistema que nos da más pobreza, una corrupción sistémica, hace que la sociedad vaya a votar a favor.
Creo que el año que viene la sociedad, por primera vez en mucho tiempo, va a votar a favor de algo, no “en contra de”, porque si votamos en contra, estaríamos repitiendo lo de 2015 y lo de 2019 y la gente no se suicida, las sociedades no se suicidan. Creo en que se va a votar lo nuevo frente a lo viejo, se va a votar a favor, no en contra, y otra cosa importante: los dirigentes tenemos que discutir ideas.
Nosotros no podemos aliarnos por encuestas para ganarle al otro, tenemos que aliarnos en base a una idea estratégica de país. Por eso es necesario salir por arriba del laberinto, porque somos tribales. Vos sos de Boca, yo soy de River, no hay medio, pero ¿qué nos une? La Selección Argentina.
En los 80 nadie dejó de ser peronista, ni conservador, ni socialista, ni radical, pero todos fuimos unidos por la reconstrucción democrática, saltamos por arriba del laberinto. Hoy tenemos que construir eso. Vamos a encarar el desarrollo.
¿Argentina puede ser el doble de rica en 10 años, con casi la misma población un poco más? Sí
¿Podemos crecer al 7% anual? Sí.
Pero hay que hacer políticas de Estado, confianza, que generan los consensos políticos y claramente mejorar la productividad. Ese es el problema económico: la falta de productividad, la falta de confianza y la falta de política de Estado y la grieta.
Tenemos el mismo riesgo país que Ucrania, un país en guerra. ¿Por qué? Porque acá no hay horizonte. Viene un partido y se alía con Nicaragua. Viene el otro y se alía con el opuesto a Nicaragua (es un ejemplo). Tenemos que hacer de una vez por todas lo que hace mucho tiempo que no hicimos, que es encarar el desarrollo.
– Hablando sobre la coyuntura. ¿Qué pensás al ver a Cristina Kirchner sentada en el banquillo y la coalición de gobierno enfrentando la Justicia?
¿Me permitís una reflexión previa a esto? Los países fracasan por las instituciones débiles: la diferencia entre República Dominicana y Haití, es una misma isla, son las instituciones. La diferencia entre Costa Rica y Nicaragua son las instituciones y la diferencia entre Uruguay y Argentina son las instituciones.
Tenemos que fortalecer las instituciones y la Justicia tiene que ser totalmente independiente del poder político. Eso también tiene que ver no sólo con el desarrollo de un país sino con la economía, de la coyuntura que hablamos antes.
Acá un fiscal hizo un alegato y tenemos que respetar ese trabajo, y respetar la decisión de los jueces. La vicepresidenta tiene la oportunidad de defenderse. Los jueces van a decidir argumentando sus decisiones y valorando las pruebas del fiscal. La política no tiene que meterse. Eso es clave, no sólo para la democracia, es clave para la economía y para el desarrollo. Así que me parece que, justamente, tenemos que empezar a entender que la Justicia tiene que ir por un carril diferente al de la política y tenemos también que preocuparnos por las declaraciones del presidente, que fueron totalmente inapropiadas, y dejar que la Justicia trabaje, respetar las instituciones respetar el fallo.
Así funcionan los países.
– El interbloque en Diputados pidió el juicio político del presidente Alberto Fernández.
Te lo voy a graficar como médico. Lo que estamos viviendo -perdón que te ponga esta posición- es como que vos estés con tu familia en la sala de espera de un sanatorio o un hospital porque tenés un familiar en terapia intensiva o en quirófano. Ustedes esperan que los médicos estén actuando para curar al paciente, pero en vez de eso están peleándose entre ellos. La familia es la Argentina y los médicos son los dirigentes.
Esa es la esa es la Argentina de hoy y la sociedad está viendo todo indignada, triste.
Hoy en Argentina se trabaja y se es pobre. Hay un terrible ajuste, injusto, a la salud o a la educación en vez de ajustar a la política y a la pauta oficial. Yo quiero que la gente empiece a ver en cada publicidad oficial el rostro de alguien con hambre, que un chico no come por esa plata. En un país con malnutrición, el dinero que va a la publicidad oficial es un chico que tiene hambre.
Hay que discutir cómo nos insertamos en el siglo 21, cómo Argentina puede producir más más en un mundo globalizado, donde los países van a tener que asegurar sus suministros después de la pandemia. En vez de discutir hacia dónde va el mundo y cómo podemos crecer, seguimos discutiendo peleas narcisistas.
Acá en la Argentina al no haber instituciones fuertes y un sistema presidencialista fuerte, no hubo proyectos de país. Hubo proyectos personales, autobiográficos, por eso discutimos cosas de personalidades. Dejemos trabajar a la Justicia. Respetemos el fallo de la Justicia que la política no se meta y los políticos y los dirigentes discutamos cómo podemos ser como más rico, más próspero, cómo podemos encarar el bienestar.
– Decís eso pero veo en la calle gente defendiéndola a Cristina Kirchner por lo que consideran que es una persecución y, al mismo tiempo, otras calles con gente que está en contra de Cristina, que dice que es tal por cual…
Claro. Los extremos quieren fabricar eso. La única manera que tienen los extremos de persistir es fabricando eso. Entonces lo que tenemos que hacer es no entrar en esa trampa de los fanáticos. Tenemos que salir por arriba, porque los extremos quieren eso, quieren esa discusión, que no es la discusión del progreso de la Argentina.
– Tenés una mirada que mezcla el mundo de la política y la ciencia. ¿Cómo lo ves al Presidente? ¿Cuando un dirigente político está sometido a mucha presión, mucho estrés, qué es lo que le puede pasar?
Las decisiones muchas veces son emocionales. A veces decidimos racionalmente pero muchas veces decidimos en forma emocional, dependiendo del contexto. Pero lo que me interesa a mí enfocar es en la falta de liderazgo de Alberto Fernández.Más allá de que se lo ve abrumado, el presidente tiene una falta de liderazgo.
¿Qué es el liderazgo? El liderazgo es articular una visión, casi un propósito vital, e ir para adelante quemando las naves y sacando de la inercia a la gente. Le falta esa condición de líder, además de que nació su presidencia de forma anómala: con un tuit de la actual vicepresidenta, poniéndolo como candidato.
En un sistema presidencialista, tenemos un sistema anómalo de origen, donde el poder no está en la Casa Rosada. El problema es que el poder no está en la Casa Rosada. El próximo o la próxima presidente tiene que tener el poder en la Casa Rosada.
– ¿Y a Cristina como le estás viendo en este escenario de tanta tensión? No solamente con la Justicia, sino también con su grupo político y con el presidente.
Yo a la vicepresidente la veo enfrascada en su proyecto personal, que no tiene nada que ver con el proyecto de país que merecemos los argentinos.
– Te hago una pregunta que tiene origen en la literatura y que trato de hacérselas a todos. ¿Vos cuando creés que se jodió la Argentina?
Te voy a responder otra vez como médico, porque no soy historiador, estoy preocupado en cómo solucionar el problema de Argentina y cómo encarar la modernidad del desarrollo y el crecimiento. Pero te voy a responder para que veas que es difícil predecir cuando nos jodimos.
En 1895 Argentina tenía uno de los ingresos per cápita más altos del mundo y exportábamos materias primas, vacas, cueros y los países que nos compraban estaban en dificultades, algunos incluso en guerra, como Inglaterra. Sin embargo, invertían en tecnología, en toda la tecnología que maneja la economía actual y en la que manejó en el último siglo y nosotros no entendimos nunca de que esa riqueza la teníamos que reinvertir en sistemas educativos, científicos, tecnológicos, vincular eso con la producción, exportar más valor agregado.
La economía del siglo 21 y la del siglo 20 fue el conocimiento y va a ser el conocimiento y en Argentina hace mucho tiempo que no entendimos eso y te voy a decir una cosa: el último gran proyecto colectivo argentino exitoso fue la reconstrucción democrática. Eso significó resolver los problemas políticos, económicos y sociales sin violencia, porque antes de los 80 lo resolvíamos con violencia, lamentablemente, pero la democracia y la dirigencia de los 40 años de democracia no nos pudo dar bienestar. No encaramos un proyecto de desarrollo hace décadas
¿Qué es un proyecto de desarrollo? Obviamente tenemos que estabilizar la macroeconomía, pero acá tuvimos planes que estabilizaron la macro, pero tampoco después hubo un plan de desarrollo. Plan de desarrollo es decir, “la Argentina produce 200, gastamos 400″, viene un sector dice hay que ajustar, viene otro sector y dice, hay que emitir o pedir deuda. Ninguno de los dos sectores dice “che, ¿y si ganamos 1000?”. Acá, no discutimos cómo generar la riqueza suficiente para darle bienestar a nuestra sociedad.
Nosotros no tenemos la productividad en la Argentina, tenemos que aceptarlo, para darle bienestar a 48 millones de personas y tenemos que empezar a discutir eso. ¿Por qué soy optimista? Porque no hicimos el tratamiento correcto.
Volviendo a responder como médico. Si veo un paciente en mala situación de salud, lo veo muy mal, como la Argentina, y yo le pregunto a la familia o al paciente si está consciente ¿que tratamiento recibió? y me dicen que siempre recibe tratamientos equivocados, aunque lo vea mal soy optimista porque no hizo el tratamiento correcto.
Así veo a la Argentina hoy: la veo mal, pero nunca encaró el desarrollo. Hace décadas que no decidimos cuál es el mecanismo de generar más exportaciones, más riqueza, más bienestar. Porque acá te dicen “bueno Facundo, todo muy lindo pero tenemos urgencias”.
Y uno le pregunta ¿cuáles son las urgencias? La pobreza. Y Nehru (NdR: el líder indio Jawaharlal Nehru) respondía cuando se independizó la India de Inglaterra y empezó a administrar y a invertir en desarrollo humano, en salud o en educación, en nutrición infantil, en ciencia, los críticos le decían “bueno, somos muy pobres en la India para que vos inviertas en esto”. Y Nehru decía “justamente porque somos pobres, no podemos dejar de invertir en lo que nos va a sacar de la pobreza”.
Acá justificamos pobreza para no invertir en la solución. Y el otro tema de la coyuntura es la economía. Dicen la economía, la inflación, el dólar. Recuerdo desde que tengo 4 o 5 años ver economistas en televisión -porque me sentaba al lado de mi viejo a ver televisión cuando él volvía de trabajar- que hablaban de lo mismo que hablamos ahora: hace 45 años,50 o más, la inflación, el dólar. Son síntomas, como la fiebre, de una economía enferma. ¿Cuál es la causa estructural de los síntomas? La falta de confianza, la falta de política de Estado y la falta de productividad.
La falta de productividad requiere más inversión en educación, en ciencia, en tecnología y vinculado a la producción. En Argentina no se invierte en minería: tenemos la misma cordillera que Chile y Chile exporta 20 veces más. Si Argentina invirtiera mucho más y le saca el freno de mano al campo -con más riego artificial masivo, con biotecnología y bioeconomía- el campo puede crecer mucho más.
El campo hizo una revolución tecnológica y científica que proponemos. En las últimas décadas invirtió en genética e innovación y hoy exporta mucho más mucho más de lo que hubiese exportado sin esta revolución del conocimiento que hizo, pero tiene mucho más para dar. Energía, pesca, la economía que no tiene que ver con las materias primas. Tenemos un potencial fenomenal, en un mundo que requiere de lo que la Argentina puede producir o produce.
Alimentos: el mundo está desesperado por alimentos y Argentina si seguimos con esta política va a tener que importar en una década alimentos para góndolas. Fíjate energía: el mundo está desesperado por energía y si hubiésemos hecho un gasoducto hoy estaríamos hablando de ingreso de dólares, de trabajo, de prosperidad y estamos hablando de ajustes tarifarios. Eso es falta de planificación. Entonces, al no tener un proyecto país ¿cómo se hace ese proyecto país?
– ¿Qué sociedad quedó después de la pandemia y qué está reclamando la sociedad en términos concretos, en términos prácticos?
La pandemia fue una crisis multidimensional. Una crisis de salud, económica, política, humanitaria, ética -fíjate los privilegios de algunos- geopolítica, a nivel mundial. Pero a la Argentina la agarró con factores de riesgo. Esto es como el COVID: si te agarra a los 80 años con factores de riesgos tenés más chances de que te vaya peor que si te agarran a los 20 años sin factores de riesgo.
A la Argentina la pandemia la agarró involucionando, empobreciéndonos desde hace décadas, sin proyecto de desarrollo. No fue lo mismo la pandemia en Alemania, con el Banco Central Europeo, que la Argentina en un país con décadas de crisis.
Pero, además, a la pandemia la manejamos mal. La Argentina triplicó la pobreza de los países de la región durante la pandemia. La Argentina empeoró la economía en forma mucho más grave que el resto de la región. Hubo una pandemia y un mal manejo de la pandemia: nos crearon una grieta de salud versus economía, vacuna sí vacuna no, nos metían dilemas falsos permanentemente, el aislamiento extenso.
¿Cómo quedamos? Con el alma rota. Si vos decís ¿cómo está el argentino hoy o la Argentina hoy? El ciudadano está con el alma rota. ¿Cómo salimos de esto? Entre todos.
Si no nos fusionamos con una palabra que a mí me interesa, que se llama “empatía”, y millones de voces no nos unimos por este propósito de encarar la modernidad, el desarrollo, el progreso, esto no lo va a hacer ninguna dirigencia de arriba para abajo. La solución no va a venir de cinco dirigentes sentados en una mesa.
Yo veo la solución Argentina como la sociedad pidiendo un nuevo clima de época, que es el desarrollo, como en su momento pidió en las plazas de la Argentina la democracia y la libertad. La pandemia nos dejó tristes, nos dejó con los ánimos caídos, con muchos teniendo la sensación de que este es un país fallido, pero la única manera de convertir eso en esperanza es con empatía, reconociendo al otro. Entendiendo que las diferencias que podemos tener son mínimas frente al desafío enorme de reconstruir la Nación.
– ¿Vas a ser candidato a presidente?
Tengo la determinación y la convicción de liderar un espacio que transforme a la Argentina, que sea un espacio que salte por arriba del laberinto, que no pertenezca a los extremos y que contenga a la mayor parte de los argentinos hacia la modernidad, al progreso, a los desafíos del siglo 21. La sociedad me pondrá en el lugar que considere, pero yo estoy acá al final.
– ¿Hasta el final qué significa?
Hasta el final. Hasta contribuir definitivamente para que mi país se encamine el desarrollo. Estoy acá hasta el final: no es un proyecto de mezquindades, es un proyecto de un ciudadano que se cansó de ser espectador de la decadencia de su país y quiere ser protagonista. Y va a ser protagonista junto a millones de voces que no tienen una representatividad hoy.
– ¿Eso implica que estés dentro de Juntos por el Cambio o pensás en tener negociaciones y buscar incorporaciones de otros sectores?
Cuando yo acepté ser candidato por la Unión Cívica Radical el año pasado, expliqué a todo el mundo que era para expandir la coalición opositora, porque si se iba con lo mismo que se perdió en 2019, luego de que a Cambiemos le fue mal, por eso no fue reelecto, se iba a perder la elección.
Y muchos quizás querían perder la elección. Yo no quería perder con el kirchnerismo el año pasado. ¿Qué hicimos? Dimos una batalla juntando al radicalismo, a gente de la sociedad civil -como yo- que se involucró, sectores del peronismo, sectores del PRO. La interna permitió expandir la coalición y ganarle al peronismo unido, por primera vez desde la democracia. Así que yo estoy acá para ampliar la coalición opositora.
Ahora también estoy para proponer un proyecto de país y que la alianza sea basada en ideas, no en solamente ganarle al otro, porque después no se puede transformar la Argentina.
Acá se ganaron elecciones y se volvió para atrás. Ahora hay que ganar y transformar la Argentina y yo estoy dentro del partido radical que me invitó a ser parte y le dije “veo un radicalismo de pie, con ganas de liderar la coalición opositora”. Los partidos políticos no tienen el derecho divino existir, si no se renuevan si no incorporan gente, si no hablan de los temas actuales y le hablan a los jóvenes de futuro.
El Partido Radical se puso de pie en todo el país, incorporó nueva gente, más la experiencia de gobernar tres provincias muy bien como Mendoza, Jujuy y Corrientes, con más de 400 intendentes, con legisladores nacionales y provinciales, con equipos técnicos y quiere convocar.
Como en los 80 convocó a todos los argentinos, porque Alfonsín no les hablaba los radicales, les hablaba a todos, el radicalismo quiere convocar no a la reconstrucción democrática -porque se hizo y fue el último exitoso proyecto colectivo argentino- sino que quiere convocar a la modernidad.
Estoy en el radicalismo y la UCR va a competir en todas las categorías y en todos los distritos para liderar la coalición opositora. No sólo estoy acá en la coalición opositora, sino que estoy acá para ampliar la coalición, que es la única manera de transformar el país.
– ¿Creés, como dijo Macri, que Juntos por el Cambio está destinado a ganar las elecciones el año que viene?
Primero, Juntos por el Cambio tiene que proponer un plan de país, explicárselo a la sociedad, ganarse la confianza de la sociedad y aumentar la base de sustentación, porque acá se necesita una nueva mayoría social mucho más amplia con la cual se ganó el 2015 y ni hablar de cuando se perdió en el 19. Acá se necesita para transformar la Argentina una gran mayoría social, con mayoría legislativa y voluntad de transformación de la Argentina.
A mí no me representa el país que quiere Cristina Kirchner ni el país que representa o quiere Macri. Yo quiero salir por arriba de ese laberinto, por eso pertenezco a un partido con un espacio nuestro que llamamos Nuevo Radicalismo que quiere liderar la oposición, convocando a todos los sectores, dejando a los extremos de lado. Porque hoy el ex presidente Macri y la vicepresidenta Cristina Kirchner dividen a la sociedad y yo creo que la solución de la Argentina es al revés: liderazgo que unan, no que dividan, porque no se puede transformar una Argentina dividida.
Acá hemos estado en las últimas décadas con una mitad ignorando a la otra y viceversa y así estamos. ¿Queremos seguir con más de lo mismo o queremos algo superador a esto? No hay medio, es por arriba del laberinto. Es “vamos a un proyecto de Argentina”.
Nosotros vamos a luchar para que eso se concrete dentro de la coalición opositora. Estamos enfrentados al modelo kirchnerista: el modelo kirchnerista lo vemos bien en Santa Cruz, en Formosa y luego viene la Argentina. En Argentina ha fracasado: han gobernado de los últimos 18 años 14 y cada vez estamos peor.
Ahora, también Cambiemos no tuvo un proyecto de desarrollo que a mí me represente. Tenemos que ser autocrítica, la autocrítica la hicimos con la interna el año pasado y tenemos que ampliar la coalición y tuvimos que sumar una mayoría. Si no trabajamos, no está ganada la elección el año que viene.
– ¿Formarías parte de un gobierno presidido por Rodríguez Larreta, por Macri? ¿Tenés un lugar ahí?
Tenemos que ponernos de acuerdo en un proyecto de país. Lo dije antes, pero lo repito porque es muy importante para la Argentina. Si nosotros nos juntamos por encuestas o para ganar elecciones, no vamos a poder transformar a Argentina.
Nosotros tenemos que hacer un plan de país, un proyecto de país, que lo estamos haciendo y que yo lo estoy hablando en todos los rincones de la Argentina. Un proyecto de desarrollo de Argentina, generando más valor agregado, insertándonos inteligentemente en el mundo, con instituciones fuertes, con cohesión social. Lo diferente a la grieta, con honestidad, con ejemplaridad en la dirigencia, con más inversión en ciencia y en tecnología vinculado a la producción, para generar más valor, aportando a todas las áreas de que hablamos.
Ese proyecto de país, vamos a tener que escribirlo explicárselo a la sociedad y, si estamos todos de acuerdo, no importa quien gane, pero tenemos que empezar a unirnos por ideas, no por personas o proyectos personales.
Ese proyecto de país que lo tiene hoy el Nuevo Radicalismo, y tiene el radicalismo mecanismos internos para resolver quién va a ser el candidato a presidente, eso me excede porque es cuestión del partido, va a disputar en todos los distritos en todas las categorías al PRO y a la Coalición Cívica y la sociedad va a definir el perfil de la coalición. Pero vamos a defender ideas, vamos a discutir ideas, no personas.
– Hablemos un poco de las ideas y de los planes. ¿Qué te puede diferenciar de tus ideas, de tus planes de los que puede tener el PRO? ¿Cuáles son tus ideas o tus convicciones de acá al 2023?
Primero yo no sé cuál fue el proyecto de desarrollo de Cambiemos, tampoco lo sé del kirchnerismo. Te vengo diciendo en la entrevista que la Argentina necesita un proyecto de desarrollo que exceda a una coalición, como fue la democracia. Acá tuvimos tratamiento de síntomas, pero no fuimos a la causa de los síntomas que es la productividad.
Te dije que la Argentina puede exportar el doble en menos de una década, si apuesta a todos los sectores que mencionamos: minería, agroindustria, energía renovable, pesca y a una economía del conocimiento que no tenga que ver con la materia prima, que puede ser la industria aeroespacial, la nanotecnología, la biotecnología, las ciencias de la salud.
Un modelo para inspirarnos -no para copiar, pero para esperar- podría ser Canadá. Canadá se ha desarrollado con una economía que es la mitad de la economía basada en materias primas con valor agregado para extraer o agregarle valor a esa materia prima, y mitad de la economía que no tenga que ver con la materia prima. Ese proyecto de desarrollo necesita instituciones fuertes, un pueblo educado. No hubo una revolución educativa, ni con el kirchnerismo ni tampoco en Cambiemos, tenemos que reconocerlo. No hubo una revolución científica de Cambiemos ni con el kirchnerismo, porque no se puede hacer una revisión científica aliándonos con países autocráticos.
A mí me diferencia que básicamente no entiendo cuál fue el proyecto de desarrollo de Cambiemos y no estoy de acuerdo con el modelo kirchnerista.
Hay que mejorar ese Cambiemos que básicamente se unió para ganarle al kirchnerismo. Eso ya no alcanza, no podemos repetir la historia. En ese momento se armó Cambiamos para ganarle, pero no hubo un proyecto de desarrollo. No hubo una revolución educativa, científica, tecnológica vinculado a la producción.
Argentina invierte en ciencia y tecnología -que es lo que desarrolla los países- menos de 0,5 por ciento anual, como países de África. ¿Por qué vamos a vivir como en Europa si no invertimos en lo que desarrolla los países?
Lo que más me diferencia es que el proyecto de desarrollo, el proyecto de inversión en una revolución educativa, nutricional, científico-tecnológica vinculado a la producción. No veo esa discusión o no vi esa discusión entre 2015 y el 2019. Vi aumentar la grieta: me acuerdo de Durán Barba diciendo que se aumentó la grieta. Esto se tiene que hacer como algo que supere a la división, como fue la democracia. Tiene que ser un nuevo proyecto de país, porque si no vamos a estar en 10 años acá discutiendo lo mismo: la inflación, más pobres, más desigualdad.
– ¿El tema de los planes sociales, de los subsidios que reciben los sectores más desfavorecidos, pero que terminan también en medio de discusiones políticas?
El gobierno de Cristina Kirchner dejó 200.000 planes sociales, Macri lo llevó a 500.000 y este gobierno lo llevó a 1.300.000. Exponencial. Nadie ha cambiado, increíblemente.
Te voy a contar una historia que me impactó: una enfermera que yo conocía, muy buena, con mucha experiencia y que amaba su profesión, prefirió no trabajar para recibir planes. Dejar de trabajar en lo que amaba porque le convenía más y quedarse al cuidado de sus nietos.
Tenemos que volver a la cultura del trabajo, educar a nuestra gente. Yo presenté una ley de formación laboral. En una economía del conocimiento, tenemos que educar a nuestra gente para los trabajos del presente y del futuro. Hay que hacer una revolución en este proyecto de país que nos falta.
Argentina invierte mucho en planes sociales y cada vez tenemos más pobres, más desigualdad. Sacar los planes sociales, como algunos pretenden, en un país con 50% de pobres es algo que atenta con la paz social.
Ahora tenemos que ir hacia transformar esos planes sociales en trabajo, pero también para eso necesitamos un cambio cultural, un cambio de mentalidad colectiva. En algunas encuestas que me sorprendieron negativamente muestran cómo los chicos piensan que se hace la plata en la Argentina.
Cuando yo era chico y seguramente cuando vos también lo eras el país, el contexto y la mentalidad de la época te decía que si uno trabajaba era honesto y estudiaba, iba a progresar. Hoy los chicos piensan, en su gran mayoría según las encuestas que vi, que la plata se hace siendo futbolista, narcotraficante y político. Esto hay que cambiarlo.
Este es un cambio, casi como la democracia que te conté, un cambio de época. Vamos a cambiar culturalmente este país, con un cambio de mentalidad colectiva. Si no, por más que hagamos una ley o hagamos una medida, esto no se cambia. Por eso lo que tiene que pasar, para encarar el progreso y la modernidad, es un cambio que requiere que la sociedad lo impulse y es lo que estamos tratando de hacer, de abajo para arriba. Yo no creo que esto sea de arriba para abajo. Es de abajo para arriba y yo creo que la sociedad está lista para esta nueva Argentina.
– Hizo mucho ruido la foto tuya con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti ¿Qué explicación tuvo esa foto?
Creo que hay que dialogar con todo el mundo. Yo estoy acá para justamente salir de los fanatismos. Los fanatismos te permiten justificar cosas tuyas y acusar al otro porque en Juntos por el Cambio está Puerta, está Pichetto, Romero, Camaño y hay otra gente.
Me parece que el fanatismo es justificar lo que hace uno y criticar lo que hace el otro, aunque sea lo mismo. Yo estoy acá para hablar con todos, con la mayoría que quiera un país como el que describimos recién. Estoy para hablar. Creo que la coalición opositora se tiene que ampliar con los votos, no con los dirigente. No va a pasar por una reunión de dirigentes. Pero con Schiaretti tenemos diálogo, como tengo diálogo con muchos sectores de la sociedad argentina. Yo trato de hablar con todo el mundo, porque justamente quiero involucrarlos en el proyecto de Argentina.
Una vez el presidente Kennedy se paró frente a los americanos y dijo “vamos a poner un nombre en la Luna”, la misión Apolo. Pensó en grande, que es algo que nos falta nosotros y que estamos proponiendo. No había ninguna evidencia que se podía llegar a la Luna, mientras que sí tenemos evidencia de que Argentina podría ser el doble de rico en menos de una década o que podemos crecer al 7% anual por los próximos 15 años, si la política acompaña a un proyecto de país.
Pero en ese momento, Kennedy no tenía ninguna idea de cómo llegar a la Luna. Sin embargo, esas palabras inspiradoras -porque los grandes realistas son los grandes idealistas- hicieron que la industria militar, los laboratorios científicos, la universidades empezaran a generar tecnología para llegar a la Luna. No sólo llegaron a la Luna, sino que transformaron la economía de las últimas décadas, desde la mitad del siglo pasado.
Entonces me parece que lo que hay que hacer es tener un Proyecto Argentina, un plan estratégico de país y todo lo que ayude a eso es bienvenido y todo lo que conspire o no acepte no tiene que estar en esta coalición.
Yo por ejemplo, creo que el Estado argentino es fofo, es corrupto, es ineficiente pero ningún país se ha desarrollado sin Estado. A mí no me educó el mercado, me educó la educación pública argentina. El Estado tiene que darnos seguridad, tiene que darnos salud, tiene que darnos educación, tiene que darnos el cuidado de las fronteras, defensa, es insólito pensar que un país no puede tener Estado. Eso no quiere decir que no tengamos un Estado eficiente, un Estado moderno, inteligente y además no significa que tengamos generar riqueza para bancar ese Estado.
Estados Unidos tiene un Estado enorme, las Fuerzas Armadas son del Estado pero produce para pagar ese Estado. Me parece que lo que hay que hacer es discutir un plan un Proyecto Argentina. Y en ese Proyecto Argentina tenemos que estar todos los que pensamos lo mismo, porque sino es difícil gobernar.
Fijate lo que pasó con Cambiemos y lo que pasa ahora con el Frente de Todos, que es un desastre.
– Hablaba con un dirigente radical que me decía “si Facundo se quedaba en la provincia de Buenos Aires hoy teníamos gobernador de Juntos por el Cambio”. ¿Por qué decidiste no jugar en la provincia y trabajás en un proyecto nacional?
Porque yo no estoy acá para convertirme en un político. Estoy acá para ayudar a transformar mi país. Y a soñar en grande, en una transformación cultural, una transformación de mentalidad que nos lleve el progreso. No estoy acá para un cargo.
Vos creés que yo dejé la medicina, bah no la dejé, porque uno siempre es, de hecho hoy vi a dos pacientes. ¿Vos creés que yo me involucré por un cargo, por un chofer (que no tengo)? Me involucré porque para mí irme no es una opción.
Yo viví afuera. Viví años en Estados Unidos, en Inglaterra, me iba bien, me pagaban bien. Trabajaba en los mejores hospitales de mi especialidad, trabajaba en los mejores laboratorios de mi especialidad, pero todos los días de los años que viví afuera y que me iba bien profesionalmente y materialmente sentía que no estaba en mi lugar, que no pertenecía, que tenía que hacer algo, que no sé que era, para pertenecer.
Acá es duro, vivir en Argentina es duro y no le voy a contar a la gente que nos está viendo o que nos está leyendo de que esto es duro, pero este país es nuestro. El país está dentro nuestro, está nuestra Patria y me involucré por eso, porque es mi Patria.
Yo no quiero decirles a mis hijos que van a vivir lo que vivió el abuelo y lo que vivió el padre. Quiero un futuro mejor. Para mí, mis hijos son todos en cierta manera los niños de la Argentina, eso es un sentido de Nación. Un sentido de Nación es que si un chico en el conurbano bonaerense no come, debe ser nuestro hijo; si un anciano no puede pagar la medicación en Santiago del Estero, tiene que ser nuestro padre; y si una mujer no trabaja en Neuquén y no puede conseguir trabajo, debe ser nuestra hermana.
Eso es un sentido de Nación, no el sálvese quien pueda.
Por eso disiento con este colega radical, que te dijo una opinión basada en la política. Yo no estoy acá para convertirme en un político, estoy acá para ayudar a transformar a mi país.
– ¿Cuál es tu mirada sobre el drama de la pobreza? No solamente porque una persona no coma digamos, sino de las causas y de las consecuencias que tiene este nivel de pobreza que tiene en Argentina, que es escandaloso.
La mayor arma que tenemos contra la pobreza es la educación. Esto no es una frase de Mandela, pero es cierto. Si queremos ese país que soñamos, ese proyecto de país incluye una revolución educativa, científica y tecnológica.
La persona que vive en la pobreza consume sus recursos mentales para sobrevivir el día a día y eso no le permite salir de la pobreza. Por eso no solo hay que dar nutrición, no sólo hay que dar afecto, sino también tenemos que educarlo, porque la educación nos hace más libres, nos da autoestima, porque la educación no es solamente aprender un dato. La educación es lograr una autoestima necesaria para perseguir los sueños de uno, que puede ser salir de la pobreza. La educación es una brújula confiable en un mundo cambiante, la educación es coraje, es curiosidad, es más libertad, por eso la pobreza en la Argentina no solo es un drama, sino que es una hipoteca social, en un mundo que se basa en las ideas en la innovación, tenemos una sociedad cada vez más atrapada en sobrevivir. Y para eso estamos acá para para cambiar Argentina.
Corea del Sur era un país que, en la década del 50, tenía el ingreso per cápita parecido al de Ghana y la mayoría de su población era pobre y vivían en lo que llamaríamos hoy villas y la mayoría de la población era analfabeta. Ellos entendieron esto que estamos hablando nosotros. No es un invento invertir en educación, en ciencia, en tecnología y vincularlo al sector productivo. Para eso tenés que tener un pueblo educado.
¿Por qué no tenemos un pueblo educado y tenemos un pueblo sin tener una capacidad de pensar en grande? En cierta manera porque exportamos materias primas o productos con pocos valor. Corea del Sur exporta productos con gran valor agregado y para eso necesita un pueblo educado, un pueblo bien nutrido, unas instituciones fuertes, Justicia, geopolítica. Al no tener un proyecto de país, acá es el sálvese quien pueda. Acá vos hablás con cada sector y cada sector tiene un plan para el sector, falta un plan para la Argentina.
– Te voy a dar un par de nombres y quiero que me digas, sucintamente, qué pensás. ¿Estás de acuerdo?
Te voy a defraudar, pero yo no hablo de nombres, pero voy a hablar de los que no están más vivos. Hablo de ideas, no hablo de personas.
– Perón
Fue alguien que impactó en la historia argentina y que nosotros, en vez de construir el futuro, todavía seguimos hablando de él.
– Alfonsín
Alfonsín fue para mí un prócer, el último prócer político que tuvo la Argentina, en mi opinión. Inspiró un país hacia la reconstrucción democrática y eso requería valentía, porque el peronismo de esa época liderado por Italo Argentino Luder quería el pacto cívico militar.
No hubiese habido Nunca Más y Alfonsín recorrió las plazas del país proponiendo un sueño colectivo y la sociedad lo acompañó. Fue el último gran prócer. Me identifica, no tengo la estatura de él, pero hay que seguir su legado. Tengo dos próceres de la Argentina moderna, que son Favoloro y Alfonsín. Favaloro para mí también representa lo de la Argentina: la honestidad, la educación pública, el progreso, el compromiso con el país. Favaloro cuando desarrolló el by-pass le ofrecían millones de dólares en Estados Unidos y volvió a su país y se comprometió. Alfonsín y Favaloro representan lo mejor de la Argentina, de los de las últimas décadas para mí.
– Menem
A Menem yo lo sufrí. Sufrí el menemismo, la frivolidad, la corrupción, que nos manden a los científicos a lavar los platos. Fue un proyecto de estabilización macroeconómica pero no de desarrollo y además con mucha corrupción, con mucha exclusión, con frivolidad.
– Macri
No. No hablo de dirigentes.
– ¿Una virtud?
Haberme comprometido con mi país.
– ¿Un defecto?
Muchos defectos. Preocuparme por las cosas demasiado. Debería tomar más distancia
– ¿Un sueño?
Que la Argentina se encamina al desarrollo.
– ¿La serie que marcó tu vida?
Me gustó The Office, porque la vi con mi hijo durante la pandemia y me gustó quizás más porque la vi toda con mi hijo. Me gustó Fauda. Y Le Bureau des légendes, una serie francesa que habla de la inteligencia francesa.
– ¿La familia?
La familia es la que nos da la contención emocional para pensar en grande. Y la familia también incluye a los amigos que uno elige en la vida.