Juan Schiaretti es una pieza clave en la estrategia que un sector del círculo rojo esta elaborando para tratar de evitar que el impresentable Axel Kicillof reelija como gobernador en la provincia de Buenos Aires, situación posible que dejaría en extrema debilidad un eventual gobierno nacional de Juntos.
La movida contaría con el acuerdo de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y se busca sumar a algunos gobernadores peronistas, distanciados de la Casa Rosada. La idea central es colgar de una candidatura presidencial de Schiaretti un candidato a gobernador peronista en la provincia que le saque a Frente de Todos alrededor de cinco puntos, claves en el escenario que paridad que hoy se observa en el principal distrito electoral del país.
El diseño, que debe pasar la prueba del ácido de la realidad, supone que Schiaretti logra retener el gobierno de su provincia y montado sobre ese triunfo logra constituir una opción peronista de centro que atraiga a gobernadores como el sanjuanino Sergio Uñac y el santafesino Omar Perotti. No está para nada claro que estos gobernadores quieren dar ese salto, mas allá de algún que otro guiño que han cruzado con el cordobés.
Como posibles candidatos bonaerenses de ese armado se menciona a Florencio Randazzo -que ya cumplió ese rol en la elección de senador que resultó electa Cristina Kirchner- y al díscolo intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
El gobernador de Córdoba gana terreno como el armador del peronismo no kirchnerista. Antes de lanzarse a la Nación necesita garantizarse un triunfo en su provincia y por eso, con el apoyo del establishment, ideó una jugada con varios socios que, a priori, parecieran representar diferentes intereses.
En Córdoba las elecciones de la capital y la provincia están desdobladas. LPO reveló en exclusiva que el postulante de Juntos para diputar la intendencia de la capital cordobesa será Rodrigo De Loredo, que competirá con el candidato oficialista Daniel Passerini. También se sabe que en las provinciales se enfrentarán Martín Llaryora contra Luis Juez.
Schiaretti no tiene ninguna intención de entregarle la provincia a Juez, que tampoco cuenta con el apoyo del radicalismo y menos aún de Mauricio Macri, con quién mantiene una pésima relación. De hecho, el ex presidente se reunió el año pasado con Llaryora. Con el actual gobernador, el vínculo de Juez es muy malo: lo acusó de fraude en 2007 y por eso sería un pésimo final para la carrera de Schiaretti tener que dejar el gobierno provincial entregándole la banda a su adversario más enconado.
El desdoblamiento de los comicios cordobeses habilita la posibilidad que Juntos juegue a media máquina en las elecciones provinciales y permita un triunfo de Llaryora en la expectativa de una devolución de favores que permita a De Loredo hacerse con la Capital provincial. El tema generó enormes tensiones entre Schiaretti y Llaryora, a quien no le hace ninguna gracia tener que sacrificar el distrito que tanto le costó conquistar.
Pero el gobernador ya dio un primer paso al desdoblar el comicio en contra de la opinión de Llaryora, dejando así sin arrastre de la boleta provincial a Passerini, que en todas las encuestas está atras de De Loredo.
Pero la jugada es más grande e incluye al mayor distrito electoral argentino. No está tan claro cómo puede influir la candidatura presidencial de Schiaretti a nivel nacional. Sí se sabe que en la Provincia puede ser determinante si logra armar un candidato a gobernador que arañe los cinco puntos. Kicillof mantiene buenos números en su territorio y tiene posibilidades de reelegir, pero está en situación de paridad con Juntos, una boleta neo peronista que le saque cinco puntos lo pone en zona de riesgo.
En Buenos Aires, Schiaretti necesita un candidato para colgar de su boleta presidencial. Un nombre posible sería el de Florencio Randazzo, con la intención de reeditar el resultado de las elecciones de 2017, que determinó la derrota de Cristina. Allí Randazzo sacó algo menos de medio millón de votos, suficiente para que Cristina quedara tercera detrás de Esteban Bullrich.
En el Congreso, Randazzo forma parte del bloque del peronismo disidente que encabeza el lavagnista Alejandro «Topo» Rodríguez y que incluye a todos los diputados nacionales de Schiaretti. Schiaretti tuvo un gesto fuerte hace apenas diez días, compartió un encuentro público con el ex ministro de Transporte en la Casa de la Provincia de Córdoba en Capital.
La elección del 2019, donde el peronismo se unificó, confirmó lo contrario: Kicillof le sacó a María Eugenia Vidal casi veinte puntos. Otro de los nombres que circulan en la mesa de análisis de Schiaretti es el de Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y crítico frontal de la conducción de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense.
¿Por qué es estratégico para el círculo rojo que el peronismo no retenga la provincia? Buscan evitar problemas de gobernabilidad ante un eventual triunfo de Juntos en las nacionales, que deje al gobierno en situación política de debilidad, como le pasó a Fernando de la Rúa.
En la Provincia la elección se define por mayoría simple y la postulación de Randazzo o Gray sería una respuesta a la estrategia del peronismo de empujar un candidato liberal -del sector de Milei o de Espert- para que le saque votos al candidato de Juntos, ya sea Diego Santilli o Cristian Ritondo.