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Habla María Soledad Vega otra víctima del Clan Sena, la mafia de piqueteros que responden a Capitanich

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María Soledad Vega trabajó para el Clan Sena desde el año 2009. Presenció el enfrentamiento a los tiros con Sergio Schoklender y denunció persecuciones y “torturas” de los Sena y del gobernador Jorge Milton Capitanich: “Coqui se quedó con Emerenciano y a nosotros nos trataba de pandilleros”.

 ¿Cuánto tiempo estuviste trabajando con Emerenciano Sena?

Empecé a trabajar en el año 2009. Lo primero que hicimos fue tomar La Rubita y tomar Campo de Tiro –son dos barrios de la zona sur de Resistencia-. Ahí empezamos a trabajar como empleados de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Se trabajó un año y me accidenté trabajando ahí. Encima, en esa época, le amputaron las piernas a mi madre y me tuve que ir a Roque Sáenz Peña. Ella tenía diabetes. Cuando volví no me dejaron incorporar más. Me echaron como a un perro.

 ¿Quién controlaba todo?

Emerenciano Sena y Marcela Acuña. 

¿Qué recordas de esos años?

La tortura era habitual. Se adueñaban de todos los beneficios de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Habían firmado un convenio con Hebe de Bonafini. Sena, supuestamente, cobraba como un obrero más, como un compañero de nosotros… pero la verdad era otra. 

¿De dónde surge Sena?

Era un albañil común. No sabía hacer nada. No era ni siquiera un maestro mayor de obra. 

¿Los campos ya los tenían?

No. Después se los da el gobierno, cuando se arma el problema con la Fundación Madres de Plaza de Mayo, todo el mundo lo sabe. Ellos se quedaron con 18 casas de la Fundación y con todos los bienes de las Madres. 

¿Qué recordás de la llegada de Sergio Schoklender a Chaco en las Pascuas del 2009?

Yo estaba ahí. Hablamos con Schoklender. Se pelean con él. Una vez que nos dejaron entrar discuten con Marcela y Emerenciano por los seis millones de pesos que le habían dado para el relleno de suelo de La Rubita, porque las viviendas se tenían que hacer ahí. Pero se hacen en Campo de Tiro. Teníamos que custodiar la obra desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, de ahí nos llevaban a Campo de Tiro porque él nos encerraba, cerraba la tranquera, no nos dejaban ir. Él hacía reuniones que nos torturaba, éramos “prostitutas”, nos bajaba el autoestima con insultos, amenazas y con los “perros” de ellos que nos controlaban a nosotros. Los fines de semana teníamos que vender pollos para pagar un aporte para Emerenciano.

¿Por qué se quería juntar en el casino los Sena con Schoklender?

Marcela no quería que Schoklender dijese delante de los obreros lo que había pasado con los seis millones. Quería irse a negociar al Casino. Schoklender dijo que no, que entraría solo al barrio sin custodios i nada. “No le tengo miedo a tu gente” les gritaba y entonces Marcela Acuña saltó arriba de una mesa y le gritó: “Acá no vamos a hablar, nos vamos para el Casino”. Schoklender contestó: “¿Qué hiciste con los seis millones? Eso se los digo a ustedes, a los compañeros, eso se los di a ellos”

¿Qué pasó con la justicia?

Nada. Todo se tapó. Nos echaron a todos, más de 100 obreros. Estábamos escondidos por la tortura y la persecución. A Marcela Leiva le tirotearon (una de las referentes que se enfrentó con Sena). Así como es ahora, era en la época de la Fundación. Ellos ya eran impunes. 

¿Capitanich no sabía nada?

Sabía todo. En ese entonces cayó el intendente Leiva de la localidad de San Martín, por las tarjetas alimentar. Estaba Omar Judis, que era el ministro de Infraestrucutra, un tal Jorge Franco que gestionaba los fondos. Sabían todos. Ellos fueron los que cedieron las tierras. Siempre está el gobierno. 

¿Hoy tenés miedo?

Si porque la gente de ellos sigue trabajando para Sena. Todos los que salen de la cárcel se los agarran ellos.

¿Cómo es eso? 

Vos tenes causa penal y ¿quién te da trabajo acá? Emerenciano y Marcela. Entonces usa a los presos unos meses y después los echa. Los usa para sus cosas. Le dieron la chanchería como a otros piqueteros, Capitanich les cedió más hectáreas. 

¿Se necesitan mutuamente Sena y Capitanich?

Siempre. Son socios. Nosotros teníamos entrevistas con el gobernador, un día le hicimos bajar al gobernador: “Ustedes parecen una pandilla” nos dijo. Yo le contesté: “¿Por qué nos trata así, señor gobernador, si soy una obrera que solo reclama por un puesto de trabajo. Usted tiene dos hijas, ellas tienen para comer. Yo no. Necesito trabajar”. Él me dijo que con nosotros no se podía hablar y que estábamos formando una pandilla. Nosotros, los obreros, nos trataba como piqueteros y a Emerenciano, como a un rey. Él nos maltrataba pero los pandilleros éramos nosotros. Capitanich nos pagó dos meses y se quedó con él. Entre los trabajadores y Sena, se quedó con él. 

¿Se resolverá el crimen de Cecilia?

Sí. Ellos creyeron que era el crimen perfecto. Nunca pensaron que la mamá de Cecilia tendría el apoyo del pueblo. Chaco pidió justicia porque acá no hay justicia. Sino aparecían los medios nacionales, esto no saldría adelante. La chica terminaría como una simple desaparecida. Conociéndolos, Marcela fue la asesina. Ella fue. Ellos quisieron hacer creer a todo el mundo que la chica se había ido con una amante al sur.

Por Luis Gasulla.

FUENTE: NOTICIAS ARGENTINAS

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