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A dos meses de la desaparición de Cecilia Strzyzowski, «crónica de un crimen con responsabilidad política total de Capitanich»

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La joven de 28 años fue vista por última vez el 2 de junio en Resistencia y por el hecho hay siete personas detenidas, entre ellas la familia Sena. Fue vista por última vez ingresando a la casa de Emerenciano Sena y Marcela Acuña, detenidos junto a su hijo César y otras cuatro personas por el presunto femicidio. La familia de la mujer se concentra frente a los Tribunales de Resistencia, donde las defensas buscarán beneficios para sus de clientes. La madre se reunió con Alberto Fernández y sigue denunciando a Capitanich.

Este martes se cumplen dos meses de la desaparición de Cecilia Strzyzowsi, la mujer de 28 años que fue vista por última vez con vida (al menos hasta donde se sabe) el 2 de junio ingresando a la casa de sus suegros Emerenciano Sena y Marcela Acuña, reconocidos dirigentes sociales de íntima relación con el gobernador de Chaco Jorge Capitanich.

Para investigar la desaparición y presunto femicidio de Strzyzowski se conformó un Equipo Fiscal Especial (EFE) a cargo de Jorge Cáceres Olivera, Jorge Gómez y Nelia Velázquez, quienes llevan adelante las diligencias y mantienen con prisión preventiva al matrimonio, su hijo César Sena (de 19 años, pareja de Cecilia) y a otras cuatro personas del entorno de confianza de la familia.

Los fiscales imputaron al llamado “clan” (Emerenciano, Marcela y César) por el delito de “homicidio triplemente agravado por el vínculo, por femicidio y por el concurso premeditado de dos o más personas”, mientras que al resto de los detenidos los acusan de “encubrimiento agravado”.

A lo largo de estos dos meses fue quedando claro el nivel de involucramiento de los acusados. Entre los silencios ensordecedores de Emerenciano y su hijo, las cartas de Marcela Acuña en las que dio muchos indicios de culpabilidades compartidas y varias “puntas” investigativas aportadas por Gustavo Obregón, mano derecha de la familia y acusado de encubrimiento; los fiscales lograron determinar que Cecilia fue víctima de asesinato a manos de una o más de las personas detenidas.

Lo que aún resta dilucidar es dónde está el cuerpo de la mujer, cuál fue el móvil del femicidio y qué rol específico cumplió cada quien en la trama criminal, no descartándose la participación de más personas.

Piden nulidades

Este martes, justamente, se dio comienzo a las audiencias en las que las defensas de los imputados buscarán que el juez Héctor Sandoval haga lugar al pedido de diversas nulidades del proceso, lo que favorecería a sus clientes. Las exposiciones se realizan ante la Cámara de Apelaciones de Resistencia.

En la audiencia de hoy las defensas formalizaron el pedido de que se anulen las declaraciones testimoniales que sus clientes brindaron días previos a sus detenciones. Para los abogados esos testimonios fueron indebidamente utilizados para, posteriormente, imputarlos.

Este miércoles, en tanto, el abogado Ricardo Osuna expondrá en favor de Marcela Acuña. El viernes lo hará en defensa de Emerenciano Sena el doctor Armando Boniardi Cabra (hasta hace poco funcionario del área de Seguridad de Capitanich). El miércoles 9 volverá a exponer Osuna, pero en calidad de defensor de César Sena. El 10 y el 11 completarán sus exposiciones de apelación los abogados de Gustavo Obregón, Gustavo Melgarejo, Fabiana González y Griselda Reinoso.

Frente a la sede de los Tribunales de Resistencia estuvo Gloria Romero, madre de Cecilia y quien encabeza las movilizaciones pidiendo justicia. Allí confirmó que el lunes se reunió a solas por más de dos horas con el presidente Alberto Fernández. Fue en instalaciones del aeropuerto de Resistencia, en medio de un viaje oficial. Ella se mostró “muy conforme” con el encuentro, dijo que charlaron mucho y que espera “que con esto se termine la persecución política” que afirma estar sufriendo.

Desde la noche del lunes los Tribunales ubicados en la Avenida 9 de Julio 236 permanecieron vallados y con una guardia policial permanente. Cerca de allí, en la Plaza 25 de Mayo, Romero había iniciado una “vigilia” y pidió a la comunidad que lleven elementos para pintar. Un grupo de manifestantes realizó con esos elementos una pintada en el piso con la leyenda “Falta Cecilia”.

En las primeras horas del martes se pudo ver la llegada de manifestantes con banderas en apoyo a los Sena, lo que causa mayor indignación aún en la familia de Cecilia. “Libertad a Emerenciano. Preso político” y “No a la violencia, no a la makumba, dónde está Cecilia”, son algunas de las consignas que llevaban.

Pericias

En cuanto a la investigación judicial propiamente dicha, se supo que el Instituto de Medicina y Ciencias Forenses (IMCiF) de Chaco determinó que los restos óseos hallados en un segundo rastrillaje en el Río Tragadero (lindero a la chanchería de los Sena), no pertenecen a un ser humano.

Estas pericias se suman a los análisis del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) sobre otros huesos, hallados en un primer rastrillaje en el Río Tragadero, donde además se encontró un dije en forma de cruz perteneciente a Cecilia. En este caso, no se pudo extraer ADN de los restos óseos porque estaban “en estado de carbonización a calcinados”.

A su vez resta saber si la sangre hallada en la caja de la camioneta de César Sena era de su esposa (ya se encontró sangre de Cecilia en la casa donde se la vio entrar por última vez). Y también faltan analizar las pericias hechas a los teléfonos de los imputados, así como el reconocimiento de la billetera y la SUBE de la víctima.

Según lo reconstruido por el EFE, Strzyzowski fue asesinada entre las 12:13 y las 13:01 del 2 de junio en una de las habitaciones de la casa de sus suegros. Habría sido estrangulada en momentos en que se hallaba junto a su pareja y los padres de éste. Luego su cuerpo habría sido trasladado por César Sena y su ladero Obregón, envuelto en una frazada, en una camioneta Toyota Hilux hasta la chanchería, donde habría sido calcinada. Los restos habrían sido esparcidos en distintos lugares, como una de las márgenes del Río Tragadero, que linda con el predio.

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En una columna de este diario, Andrea D’Atri recordó que “la desaparición de Cecilia ocurrió pocas semanas antes de que se realizaran las elecciones provinciales en las que Capitanich esperaba recibir el voto mayoritario con su lista y las de otras organizaciones que lo apoyaban. Entre ellas, la que llevaba a Emerenciano Sena como precandidato a diputado y su esposa Marcela Acuña como precandidata a intendenta de Resistencia. Pero el escándalo y el horror que se develaron con las investigaciones por la desaparición de Cecilia, se reflejaron en los adversos resultados electorales”.

En efecto, desde que el caso salió a la luz, el gobernador y sus funcionarios no hicieron más que despegarse al máximo posible de sus vínculos con el “clan”. De hecho la misma secretaría de la Mujer provincial es parte querellante en el caso. Pero es imposible que Capitanich pueda sacarse de encima el largo historial de su relación casi familiar con los Sena. Una amistad que estuvo recargada de enormes favoritismos políticos y económicos de “Coqui” hacia el movimiento que ellos dirigen.

Lo que surgió como una organización popular que reclamaba trabajo y subsidios para los desocupados, en cuestión de años se convirtió en una “empresa” poderosa, con estrechos lazos con el Estado y con una administración despótica por parte de Emerenciano y Marcela, quienes a su vez se enriquecieron patrimonialmente. En ese marco, no es de extrañar la enorme sensación de impunidad que habrán sentido para cometer un crimen tan atroz como el femicidio y la desaparición del cuerpo.

Las movilizaciones convocadas por los seres queridos de Cecilia canalizaron mucho del descontento y el reclamo de justicia. Sobre esas masivas marchas se montaron sectores de la oposición de derecha y medios propagandistas de Juntos por el Cambio, quienes con una alta dosis de oportunismo hicieron foco en Capitanich y su gobierno. Usan hasta donde pueden el caso con fines electoralistas. Una hipocresía total.

“La violencia contra las mujeres es una marca estructural de la sociedad capitalista patriarcal en la que vivimos. Pero que esa violencia termine en un femicidio, es algo que en muchísimos casos podría evitarse. Cada vez que perdemos a una amiga, una vecina, una hija, sale a la luz que la víctima había hecho varias denuncias a la Policía, había recurrido al Poder Judicial para que se tomen medidas o había alertado del peligro que corría su vida. Por eso decimos que enfrentamos la violencia machista con nuestra organización, nuestra lucha y la movilización”, dice D’Atri. Y alerta que “el Estado también es responsable de que tengamos que contar un femicidio cada 30 horas en Argentina”.

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