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Patricia Bullrich y Sergio Massa, desconcertados y con un objetivo en común, «frenar el fenómeno Milei»

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A una semana del inesperado triunfo del economista, desde Unión por la Patria y Juntos por el Cambio buscan evitar que la ola violeta continúe expandiéndose, y aumentar su caudal de votos de cara a octubre.

Cuando comenzaron a trascender los primeros resultados provisorios de las PASO del domingo pasado, Sergio Massa y Patricia Bullrich estaban esperanzados. El primero estaba convencido de que sería el candidato más votado en forma individual, lo que lo dejaría en una posición competitiva de cara al domingo; mientras que la ex ministra de Seguridad estaba recibiendo certezas, por parte de sus asesores, de que superaría a Horacio Rodríguez Larreta en las internas, con la suma de ambos siendo la que más votos consolide en el resultado general.

Había algo que ninguno de los dos tenía siquiera previsto: a las 21 hs., Javier Milei estaba en 35% a nivel nacional, según los datos oficiales. Desde el gobierno, hicieron todo lo posible por retrasar la comunicación de los porcentajes hasta que la diferencia se atenuara un poco. Pero la realidad era inocultable para las 22:30, cuando Julio Vitobello debió anunciar que la Argentina había dado un profundo giro, más allá de lo esperado por muchos: se abría un nuevo capítulo en la historia electoral de nuestro país.

En Juntos por el Cambio, indudablemente, el más perjudicado fue el jefe de Gobierno de la Ciudad. Pese a las expectativas de su círculo rojo, su campaña no llegó a los votantes de la misma forma que la de Bullrich, que apuntó a una estrategia más sencilla, austera y directa. Pero incluso la ganadora de la interna no vivió su triunfo con alegría: el bajo caudal que obtuvo JxC la agarró desprevenida. Frente al 35% de intención de voto que reflejaba la mayoría de los sondeos, el frente opositor se había quedado con el 28,3% de los votos, un punto por arriba de Unión por la Patria, pero casi dos por debajo de La Libertad Avanza.

El único que parecía animado por los resultados era el ex presidente, Mauricio Macri. Apenas llegó a Parque Norte, advirtió que el triunfo de Milei era el resultado del hartazgo, y algo que él había notado hacía meses. Según el economista, lo llamó para felicitarlo por su triunfo. La cortesía fue significativa: con Rogelio Frigerio, único ganador indiscutible de la noche para Juntos por el Cambio, tardó tres días en comunicarse.

El libertario continuó avanzando con el acercamiento al ex funcionario, a quien le ofreció un puesto de representante de la Argentina en el exterior ante un eventual gobierno suyo. Las tensiones en Juntos por el Cambio, ya elevadas desde el domingo, escalaron luego de la propuesta de Milei: Elisa Carrió renuncio a su candidatura al Parlasur aduciendo razones de salud, pero muchos afirman que fue una señal de su descontento por el acercamiento entre el líder del PRO y el candidato a presidente. Macri tuvo que grabar un video donde manifestaba su apoyo a la candidatura de Patricia Bullrich para frenar la crisis.

Desde Unión por la Patria, Sergio Massa tampoco se vio venir el triunfo de La Libertad Avanza. Ni la campaña del miedo, ni el “plan platita”, ni los intentos de acercarse a los votantes de izquierda, le alcanzaron para evitar el magro 27,2% que obtuvo en las elecciones. Fue la primera vez en la historia del peronismo que un candidato propio salió tercero en una elección presidencial. Cristina Kirchner, en shock, se recluyó en Santa Cruz, para evitar dar la cara en el búnker.

Tanto Bullrich como Massa tienen un objetivo: son conscientes de que es difícil captar al electorado de Milei, por lo que optan por ir a seducir a quienes no votaron, un 31% del padrón. El porcentaje no es menor, pero sí es más complejo para el ministro de Economía, que ya demostró que la gestión no es suficiente para seducir, especialmente en un momento de aguda crisis económica. Desde el entorno de la ex ministra de Seguridad, el objetivo es realizar una campaña “súper profesional”, que le permita llegar al balotaje, y fidelizar a los votantes de Rodríguez Larreta, a los que también apunta el tigrense.

Sin embargo, al ministro de Economía, que busca frenar la ola del fenómeno Milei, le conviene polarizar con este último, para dejar a Bullrich sin condiciones para una segunda vuelta, y captar el voto miedo ante un eventual balotaje, además de elaborar un discurso más pactista, para atraer a los electores del alcalde porteño y de Juan Schiaretti. Por su lado, al liberal también le conviene radicalizar su discurso, para evitar la fuga de electores hacia Juntos por el Cambio.

En el medio, queda la candidata de JxC, que debe intentar romper con la polarización, y captar votos desde dos lugares diferentes: la derecha, atrayendo a quienes eligieron a La Libertad Avanza en las primarias, una tarea que sabe que es difícil; pero también la izquierda, donde debe fidelizar los apoyos provenientes de los sectores que responden a Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, los radicales, Elisa Carrió y los gobernadores.

Cabe destacar que Massa también tiene una tarea titánica enfrente: cerrar el apoyo del kirchnerismo duro, pero, al mismo tiempo, atraer votos moderados de Juntos por el Cambio y el peronismo disidente, fidelizar a todos los miembros de la heterogénea coalición gobernante, y evitar el corte de boleta que sufrió en las PASO.

 

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