Al religioso argentino fallecido en 1998 le adjudican el milagro de la curación de un bebé.
Este próximo sábado 16 de diciembre, a las 11 hs. se llevará a cabo en la Basílica de Nuestra Señora de Luján la ceremonia de beatificación del Cardenal Eduardo Pironio.
Un nuevo beato —un pasito anterior a la santidad— nos regala nuestra Argentina, y es un nuevejuliense: Eduardo Pironio, el hombre de la alegría, la cruz y la esperanza.
El 8 de noviembre pasado, el Papa Francisco autorizó para el mundo lo que puso en movimiento a tantos y tantos cuyas vidas fueron impactadas por el testimonio y la prédica de este hombre de la Iglesia católica que tuvo incidencia en nuestro país, en el continente americano y también en el Vaticano.
Eduardo Francisco Pironio nació el 3 de diciembre de 1920 en Nueve de Julio, Argentina, y 78 años después, fallecía el 5 de febrero, en Ciudad del Vaticano.
Ese tiempo —esa vida— se tejió entre innumerables idas y vueltas entre estos dos puntos del mapa, y un lugar en el mundo: Luján, donde está la Virgen, su punto de partida y de llegada. En ese recorrido pastoral de miles horas y kilómetros, hay hitos memorables como el Concilio Vaticano II, Medellín, Puebla, Santo Domingo y tantas y tantas, Jornadas Mundiales de la Juventud que lo tuvieron como artífice.
LAS CELEBRACIONES EN NUESTRA CIUDAD
El domingo 17, en nuestra ciudad, se realizará una especial celebración de la beatificación, a la que la Municipalidad de Nueve de Julio invita especialmente a todos los vecinos.
Las mismas se iniciarán a las 18,00 hs. en el Santuario de Fátima (Mendoza y Av. Cardenal Pironio), donde se contará con la imagen de la Virgen de Luján histórica, ante la cual oró la mamá del Cardenal
Pironio, Enriqueta, tras su traumático primer embarazo y la advertencia de los médicos para concretar su deseo de ser madre, que finalmente se dio con creces, ya que Eduardo Pironio fue su hijo número 22.
Posteriormente, a las 18,30 hs., se compartirá un momento de animación, mientras que a las 19,00 hs., se realizará la bendición del Centro Parroquial “Beato Cardenal Pironio”, en un edificio muy entrañable para la comunidad como es el de Mendoza y Av. Cnal. Pironio, donde funcionará un centro interactivo que mostrará la vida y obra del religioso, siendo además un centro pastoral y de catequesis de manera permanente.
Luego, de ello se iniciará una caravana de fieles hacia la Iglesia Catedral, donde se culminará la jornada con una solemne Misa de Acción de Gracias, a las 20 hs., presidida por el Legado Papal, Cardenal Fernando Vergéz, cerrándose la celebración con un gran evento popular, desde las 21,30 hs., con la presencia de delegaciones de los 17 distritos que integran la Diócesis.
LA VIDA DEL CARDENAL PIRONIO
Eduardo Pironio fue sacerdote, ordenado el 5 de diciembre de 1943), teólogo, profesor, decano del Instituto de Teología de la Universidad Católica (1960), rector del Seminario de Buenos Aires (1960), obispo desde 1964 y cardenal desde el años 1976.
Se destacó acompañando a los jóvenes seminaristas, al laicado argentino desde la Acción Católica, participando como perito y, luego, padre Conciliar en la 3° y 4° sesión del Concilio Vaticano II, animando el pentecostés de la Iglesia latinoamericana como secretario y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) entre los años 1967-1974.
Sirvió en su ministerio siendo obispo como auxiliar en La Plata (1964), administrador Apostólico en Avellaneda (1967), obispo titular en Mar del Plata (1972-1975). En la Curia Romana le fue encargada por San Pablo VI la conducción de la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, y participar de diversas congregaciones como miembro de ellas. Después San Juan Pablo II le pidió asumiera como Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, desde donde inspiró las Jornadas Mundiales de la Juventud.
“Pironio fue un verdadero “pastor con olor a oveja”, como nos dice el Papa Francisco. Cercano, humilde, con gran capacidad de escucha y de acción —no estrepitosa pero transformadora—, un hombre contemplativo y hacedor. Un hombre de comunión para la misión. Un hombre que supo leer los signos de los tiempos y animar a asumirlos desde la esperanza. Un hombre que soñó la Iglesia pobre y liberadora, la Iglesia de la Pascua, casi como una profecía de la Iglesia que Francisco describe y propone desde su Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio)”, define sobre su personalidad Virginia Bonard, presidente del Consejo Nacional de Acción Católica Argentina (ACA), Vicecoordinadora ejecutiva del Foro Internacional de Acción Católica, Consultora del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
“No le esquivó a la cruz, es más, la amó profundamente, porque enfrentó tiempos difíciles para la Iglesia y para el mundo con sabiduría y entrega. No le temió a las calumnias de adentro y de afuera, ni a las “operaciones” en su contra, no se achicó ante las amenazas contra su propia vida, sufrió pero nunca perdió la sonrisa de quien entrega su vida entera a aquel que conduce la historia, propia y la de la humanidad. Desde esa misma cruz tendió redes proclamando el amor de Dios que lo llamó, consagró y envió”, agrega Bonard.
Señala asimismo que “su vida, su pensamiento y su espiritualidad “transpiró” santidad a su paso, esta que Dios quiso confirmar con el milagro concedido al ruego de Laura Franco, cuando Manuel, su hijo, que había aspirado purpurina no tenía chance de sobrevivir y aquella estampa, llegada a sus manos en el hospital, fue el grito al cielo que abrió a la esperanza para este niño que hoy tiene 18 años y será testigo de la beatificación en Luján”.
FUENTE: CADENA NUEVE.