La modelo brasileña murió en marzo del año pasado al caer por el balcón del departamento del empresario Francisco Sáenz Valiente en el barrio porteño de Retiro. Se busca determinar si sufrió lesiones previas a la caída. El dueño del lugar de los hechos se encuentra procesado, sin prisión preventiva, por «homicidio culposo» y «facilitación de drogas».
En julio pasado se conoció que en una jeringa secuestrada en el lugar del hecho había ketamina, por lo que la querella cree que la modelo brasileña también fue inyectada con esta droga antes de caer del sexto piso, por lo que considera que el empresario debería tener una imputación más grave.
A su vez, con la nueva autopsia, los investigadores procuran determinar si existieron lesiones previas a la caída, y prestarán especial atención a la denominada herida «18» del primer informe forense realizada por el médico legista Héctor Di Salvo.
En total, el forense describió 29 lesiones, pero la querella puso el foco en la 18, que decía: «Área escoriativa y apergaminada de 13 por 9 centímetros, con patrón de arrastre en tórax y abdomen derecho a la altura del hipocondrio derecho».
La madrugada del trágico descenlace
El hecho ocurrió el 30 de marzo pasado, cuando luego de cenar en un restaurante de la Costanera norte y de pasar por un bar de Palermo, Emmily (26) llegó a las 3.21 con dos amigas al departamento de Sáenz Valiente, en el sexto piso del edificio de Libertad 1542, donde ya se encontraba una cuarta mujer.
Tras una madrugada de ingesta de alcohol, marihuana, cocaína y «tuci», Rodrigues sufrió un aparente brote psicótico y a las 9.18 terminó cayendo, desnuda, por una ventana al patio interno del pulmón de manzana del edificio, cuando en el departamento solo estaban Sáenz Valiente y una de sus amigas.
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La autopsia concluyó que la muerte de Rodrigues fue producida por «politraumatismos» y «hemorragias internas y externas» por la caída que tuvo desde un sexto piso, al tiempo que no detectó lesiones compatibles con un ataque sexual.
Por su parte, Sáenz Valiente declaró que la joven sufrió un «brote psicótico» y que se arrojó al vacío pese a que él la sujetó e intentó evitarlo.
Al empresario lo comprometen una serie de mensajes de esa noche con su dealer y con dos de las mujeres que fueron a su casa, donde les decía que tenía «tuci, faso y coca» en su departamento.
A raíz del hecho, Sáenz Valiente estuvo detenido hasta el 19 de abril, cuando lo liberaron por falta de pruebas, lo que fue apelado por la fiscalía y la querella.
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Sin embargo, el 28 de junio, la Cámara de Apelaciones confirmó su procesamiento sin prisión preventiva, pero con tobillera electrónica, por los delitos antes descriptos.
Además, los camaristas de la Sala 6 sugirieron realizar de cara a un futuro juicio oral una transcripción completa de la última llamada al 911, peritajes toxicológicos y psiquiátricos y una reconstrucción del hecho, entre otras diligencias.
Antes de conocerse el fallo de la Cámara se llevó una audiencia oral ante dicho tribunal en la que el padre de la víctima, Arístides Da Silva Gomes, dijo que el de su hija fue «un crimen terrible».
