Miles de películas que estaban recibiendo o iban a recibir dinero del Estado argentino en los próximos tres meses fueron suspendidos por el interventor de Milei en el INCAA.
Blandiendo la motosierra del presidente Javier Milei, el actual interventor del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Carlos Pirovano, firmó la Resolución 27/2024 para dar de baja 1.308 proyectos de películas que iban a recibir subsidios en los próximos 90 días.
Por este período además, mientras Pirovano ajusta las cuentas del INCAA, que en 2023 tuvo un déficit de $4.000 millones de pesos, no se recibirá ningún proyecto de realización cinematográfica durante tres meses.
«En virtud del déficit presupuestario y financiero existente, y con el objetivo de retomar el equilibrio necesario para que este Instituto pueda financiarse con sus propios ingresos, como así también, debido a la reestructuración, funcionamiento y el establecimiento de un nuevo marco regulatorio para el apoyo al cine es que resulta necesario, sobre la base de los criterios de oportunidad, mérito y conveniencia, efectuar una suspensión de la presentación de proyectos a través de la VENTANILLA CONTINUA por el término de NOVENTA (90) días contados desde la publicación del presente acto», lee la resolución.
Pirovano ya había empezado a recortar en gastos administrativos. Se encontró con un INCAA que tenía más de 1.000 empleados pero descubrió que el Instituto podía funcionar operativamente con menos de la mitad.
Es por esto que inició su gestión despidiendo a 231 empleados, cerrando decenas de direcciones dentro del Instituto, y cortando los subsidios a festivales y a programas de promoción del cine. La misión que recibió Pirovano por parte de Milei es que el INCAA se autosustente, y no requiera más asistencia del Tesoro Nacional.
Sin embargo, no alcanza solamente con achicar los gastos burocráticos, aunque estos significan un 70% de las erogaciones del INCAA, y es por eso que se resolvió suspender todos los subsidios a películas en producción, especialmente luego de que se encontrarán miles de proyectos entregados a activistas políticos y no a verdaderos cineastas.
En total, se dieron de baja los subsidios a 1.308 películas en producción. 708 de estas todavía no habían iniciado rodaje, 276 estaban siendo filmadas en estos momentos, 27 ya habían terminado de filmar pero no habían empezado con la posproducción, y 297 ya habían presentado una primera versión para aprobación del INCAA.
Entre estas películas, hay algunos casos alarmantes. Entre ellos, la producción «Gordo Puto, Amen», del activista de extrema izquierda, Leandro Dios. En su sinopsis, el pseudodirector afirma que el largometraje registra la vida de un activista «gay-oso», que viene de una familia de ascendencia ítalo-católica.
Otro de los proyectos que se cancelaron fueron «Mal cogidas», la versión argentina de una producción boliviana, sobre una mujer obesa que nunca ha tenido un orgasmo; y «Travesía Travesti», una adaptación de una película chilena que sigue la vida de un travesti.