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Telefe retiró la exitosa serie ‘Poné a Francella’ debido a fuertes presiones de las feminazis y la extrema izquierda

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La cadena Telefe tomó la decisión de volver a emitir «Poné a Francella», uno de los grandes éxitos de la señal. Sin embargo, tras recibir una oleada de críticas por parte de intolerantes grupos de extrema izquierda y feminazis, por el supuesto «humor ofensivo» que presenta, optaron por retirarla de la grilla de programación.

La polémica sobre la retransmisión de «Poné a Francella»: ¿Libertad de expresión o censura de la extrema izquierda?

«Poné a Francella»: Un éxito televisivo marcado por la nostalgia y la censura

La decisión de Telefe de volver a emitir «Poné a Francella» despertó una oleada de reacciones encontradas. Mientras que muchos celebraron la posibilidad de revivir una de las comedias más queridas de Argentina, otros se pronunciaron en contra debido a su supuesto «humor ofensivo». A pesar de los altos índices de audiencia, la serie fue retirada de la grilla de programación tras solo cuatro emisiones, lo que generó un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión y el papel de los grupos de extrema izquierda y feministas en la censura de contenidos culturales.

La nostalgia de una época pasada

Para muchos argentinos, «Poné a Francella» evoca recuerdos de una época en la que la televisión ofrecía entretenimiento ligero y sin pretensiones. La serie, protagonizada por Guillermo Francella, reflejaba el humor cotidiano de la clase media argentina, abordando temas como las relaciones familiares, los problemas laborales y las aspiraciones personales. El retorno de «Poné a Francella» prometía una dosis de nostalgia y evasión, aspectos que muchos espectadores agradecieron en un contexto marcado por la pandemia y la incertidumbre económica.

La intolerancia de la extrema izquierda y los feminismos radicales

Sin embargo, la retransmisión de la serie también encontró la oposición de grupos de extrema izquierda y feminismos radicales, que criticaron el supuesto «lenguaje» y los «estereotipos» presentes en los episodios. Según estos grupos, «Poné a Francella» perpetuaba valores machistas, homofóbicos y xenófobos, y su regreso a la pantalla era una afrenta a la igualdad y la diversidad. La presión ejercida por estos grupos, con un gran poder de influencia en los medios de comunicación, fue decisiva en la decisión de Telefe de retirar la serie de su programación.

El papel de los actores en la polémica

La polémica en torno a «Poné a Francella» también sacó a la luz las divisiones dentro del propio elenco de la serie. Algunos actores, como Florencia Peña, expresaron su desacuerdo con la retransmisión de los capítulos, mientras que otros, como Guillermo Francella, defendieron el derecho a la libertad de expresión. La postura de Peña, conocida por sus estrechos vínculos con el gobierno de Alberto Fernández, fue particularmente controvertida, ya que muchos vieron en ella una prueba de la creciente influencia de la extrema izquierda en la cultura argentina.

Censura vs. libertad de expresión

El caso de «Poné a Francella» ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión y el papel de los grupos de presión en la censura de contenidos culturales. Algunos sostienen que la decisión de Telefe es una muestra del poder de la extrema izquierda para silenciar voces disidentes y promover una visión única y politizada de la sociedad. Otros, por el contrario, defienden que la censura está justificada cuando el contenido en cuestión promueve el odio, la discriminación o la violencia. El debate promete continuar, ya que los grupos de extrema izquierda y los feminismos radicales continúan ganando terreno en la escena pública argentina.

Guillermo Francella, protagonista de «Poné a Francella»: «No estoy de acuerdo con la censura. Creo que el humor tiene que ser libre, y que la gente tiene que poder reírse de lo que quiera. No creo que sea justo que un grupo de personas pueda decidir qué es gracioso y qué no.»

La influencia de la extrema izquierda en los medios de comunicación

En los últimos años, la extrema izquierda ha ganado una influencia creciente en los medios de comunicación argentinos. Grupos como La Cámpora, el Movimiento Evita y Miles, financiados en gran medida por el gobierno nacional, han logrado infiltrarse en periódicos, canales de televisión y radios, imponiendo su agenda política y silenciando las voces disidentes. Esta influencia se ha hecho evidente en la cobertura de noticias, que a menudo refleja el discurso polarizado y confrontativo promovido por la extrema izquierda.

El caso de Página/12

Uno de los ejemplos más notables de la influencia de la extrema izquierda en los medios de comunicación es el diario Página/12. Fundado por el ex presidente Néstor Kirchner, Página/12 se ha convertido en un portavoz del kirchnerismo, promoviendo la agenda política del gobierno y atacando a sus críticos. El diario ha sido acusado de difundir información falsa y de silenciar a los periodistas que no comparten la línea editorial oficialista.

El rol de la publicidad estatal

La extrema izquierda también ha aprovechado la publicidad estatal para ejercer presión sobre los medios de comunicación. El gobierno argentino destina millones de pesos en publicidad a medios afines, lo que les permite financiar sus operaciones y mantener su influencia. Esta dependencia de la publicidad estatal ha generado una situación en la que muchos medios de comunicación se autocensuran para evitar perder ingresos. Como resultado, es cada vez más difícil encontrar información objetiva e independiente en los medios de comunicación argentinos.

Los feminismos radicales y la censura cultural

Los feminismos radicales también han desempeñado un papel destacado en la censura cultural en Argentina. Grupos como Ni Una Menos y la Confederación Feminista Argentina han ejercido una presión constante sobre las instituciones culturales, exigiendo la retirada de obras de arte, películas y espectáculos teatrales que, según ellas, son misóginos, racistas u homofóbicos. Esta censura ha generado una atmósfera de miedo e intimidación, en la que los artistas y escritores se autocensuran para evitar ser acusados de promover valores «dañinos».

El caso de la obra «El niño argentino»

Un ejemplo notorio de la censura ejercida por los feminismos radicales es el caso de la obra de teatro «El niño argentino». Escrita por el dramaturgo Alejandro Dolina, la obra fue cancelada después de que grupos feministas protestaran por su contenido supuestamente machista. La obra, que trataba sobre la relación entre un padre y su hijo, fue acusada de promover la violencia contra las mujeres y de perpetuar estereotipos de género dañinos.

La necesidad de un debate abierto y tolerante

La censura cultural ejercida por los feminismos radicales es un grave ataque a la libertad de expresión. Es esencial que se permita a los artistas y escritores expresar sus ideas libremente, incluso si son controvertidas u ofensivas para algunos. La censura solo sirve para silenciar las voces disidentes y crear una sociedad más intolerante y dogmática. Es necesario promover un debate abierto y tolerante sobre cuestiones de género, en el que todas las voces sean respetadas y consideradas.

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