El Presidente respondió a las críticas por sus declaraciones sobre ideología de género y diversidad sexual. Afirmó que sus palabras fueron malinterpretadas y acusó al kirchnerismo de montar una campaña de difamación.
El presidente Javier Milei salió al cruce de las críticas que recibió luego de su controvertido discurso en la cumbre de Davos. En esa ocasión, el mandatario argentino había cuestionado las políticas de género y asociado la diversidad sexual con prácticas ilegales, lo que generó una ola de reacciones adversas tanto en el ámbito político como en la sociedad civil. Ante los señalamientos, el premier argentino utilizó sus redes sociales para aclarar sus dichos y acusar a sus detractores de manipular sus palabras con fines políticos.
“Nos acusan de decir cosas que no dijimos”, expresó Milei en un mensaje publicado en X (ex Twitter). Según explicó, sus comentarios fueron tergiversados por sectores que buscan desacreditar su gestión. “Se montaron a una campaña de indignación frente a supuestas cosas que nunca dijimos, con el solo fin de hacer daño y anotarse un poroto político en la pequeña disputa electoral argentina”, sostuvo.
En su intervención en Davos, el Presidente había citado un caso de abuso infantil ocurrido en Estados Unidos para cuestionar lo que denominó como “la nefasta ideología de género”. “En sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos”, declaró entonces. Estas palabras generaron el rechazo de figuras políticas, organismos internacionales y miembros de la comunidad LGBTIQ+.
Entre las críticas más destacadas, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, señaló que tomar un caso aislado para generalizar era “una injusticia brutal”. Esta postura evidenció las tensiones entre Milei y sectores del PRO, especialmente luego de que el Presidente propusiera conformar una alianza electoral que fue rechazada por Macri.
Milei también aprovechó su descargo para atacar a los medios de comunicación y a periodistas que cuestionaron su discurso, como Ernesto Tenembaum y Alejandro Borensztein. “No nos van a hacer sentir culpables de algo que no somos”, afirmó. Además, defendió su posición argumentando que su gobierno busca combatir la expansión estatal y proteger las libertades individuales.
El Presidente reiteró su oposición al “wokismo” y las políticas de identidad, afirmando que estas agendas buscan imponer privilegios y expandir el tamaño del Estado. “La ideología que hace décadas pretenden imponerle al mundo nos está condenando al fracaso”, sostuvo. Según Milei, detrás de estas políticas se esconden intereses que promueven desigualdades frente a la ley.
El mandatario enfatizó que, como liberal, el “respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo” es un principio central de su gobierno. Sin embargo, aclaró que no tolerará políticas que obliguen al Estado a financiar tratamientos o procedimientos basados en la autopercepción.
Campaña de desprestigio
En su mensaje, el jefe de Estado argentino denunció lo que describió como una campaña de difamación en su contra, similar a las estrategias utilizadas en la última campaña presidencial. “No importa que hayan traído al mismo estratega para ensuciarnos. No les funcionó antes, y no les va a funcionar ahora”, afirmó, en una aparente alusión al equipo de comunicación del exministro Sergio Massa.
El discurso en Davos, según Milei, fue una oportunidad para desafiar a las élites globales y denunciar agendas que, según él, atentan contra la libertad. No obstante, las repercusiones negativas tanto a nivel local como internacional reflejan el costo político de sus controvertidas declaraciones.