Durante un encuentro en el Vaticano, el Sumo Pontífice expresó su oposición a la propuesta por el gobierno de Javier Milei. Francisco enfatizó la importancia de la reinserción y la educación en cualquier reforma del Régimen Penal Juvenil.
En los últimos días, el papa Francisco manifestó su oposición a la iniciativa del gobierno de Javier Milei para reducir la edad de imputabilidad a 13 años en el marco de la reforma del Régimen Penal Juvenil.
La postura del Sumo Pontífice se dio a conocer durante una audiencia privada en la biblioteca del Vaticano, donde recibió a representantes de la Justicia federal argentina, incluyendo a la jueza María Eugenia Capuchetti y a los camaristas Mariano Borinsky y Daniel Petrone.
Aunque el tema principal del encuentro fue la reforma del Código Penal y la implementación del nuevo sistema acusatorio penal, el papa Francisco aprovechó la ocasión para expresar su preocupación por la propuesta del gobierno. Según fuentes cercanas a los jueces, el Sumo Pontífice dejó en claro que cualquier reforma del Régimen Penal Juvenil debe centrarse en la “educación” y la “reinserción” de los jóvenes, y no en la reducción de la edad de imputabilidad.
La iniciativa de bajar la edad de imputabilidad ha sido impulsada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Justicia, Mariano Cuneo Libarona. Sin embargo, el papa Francisco subrayó que la solución a los problemas de la delincuencia juvenil radica en la prevención y el desarrollo integral de los menores, no en el endurecimiento de las penas.
En Argentina, el régimen penal actual establece la edad de imputabilidad en los 16 años. A pesar de un consenso general sobre la necesidad de una reforma, la propuesta de reducir la edad a 13 años ha generado controversia. En el ámbito local, la Iglesia Católica ya se había pronunciado en contra de esta medida a través de la pastoral carcelaria, una comisión del episcopado que emitió un comunicado en el que se citaban numerosas reflexiones del papa Francisco sobre la importancia de la rehabilitación de los jóvenes.
En el Vaticano, Francisco reforzó este mensaje al resaltar que cualquier reforma debe tener como objetivo principal la reinserción social de los jóvenes y la educación como herramientas fundamentales para prevenir la reincidencia. El Papa también criticó la idea de reducir la edad de imputabilidad, argumentando que a los 13 años un adolescente aún no ha completado su desarrollo cognitivo y psicológico, lo que limita su capacidad para tomar decisiones plenamente conscientes.
La postura del papa Francisco podría generar un nuevo debate en Argentina, donde el gobierno de Milei enfrenta crecientes críticas por su enfoque punitivo en la lucha contra la delincuencia juvenil. Mientras tanto, la Iglesia Católica continuará defendiendo una visión más humana y centrada en la rehabilitación para abordar esta compleja problemática.
