El viedmense Martín Ku y Nicolás Grosman fueron acusados por Pablo Salum, fundador de la Red LibreMente. Pide que se investigue si «podría estar operando una organización coercitiva» a través de los influencers.
«¿Se enteraron del programa internacional de empleo en Rusia con un salario que oscila entre 860 y 1.000 dólares? ¿Qué están esperando? ¡Vamos juntos! Si sos una chica entre 18 y 22 años y tenés ganas de trabajar en el exterior, escuchá esta propuesta que te va a encantar», promocionaban Martín Ku y Nicolás Grosman, exparticipantes de Gran Hermano, a través de sus redes sociales. Por este polémico aviso, fueron apartados de Telefe y enfrentan una denuncia por el presunto delito de «estar operando una organización coercitiva».
El fundador de la Red LibreMente, Pablo Salum, realizó la acusación en la Justicia junto a su abogada, Milagros Grassi. A través de su cuenta de X, expresó: «Radicamos una denuncia formal para que se investigue si detrás del ofrecimiento laboral de los exparticipantes de Gran Hermano, Martín Ku y Nicolás Grosman, podría estar operando una organización coercitiva, posiblemente una secta con vínculos entre Argentina y Rusia».
«Han difundido públicamente -a través de distintos medios de comunicación y plataformas digitales- contenidos que podrían estar vinculados con conductas típicas del delito de trata de personas, en su modalidad de captación de mujeres con fines de explotación en el extranjero», expresa la denuncia.
Salum ahondó: «Hay indicios muy importantes que las víctimas serían captadas para ser esclavizadas en una fábrica de drones utilizados por el ejército ruso en la guerra contra Ucrania».
«Resulta particularmente alarmante que la supuesta ‘propuesta laboral internacional’ difundida por los denunciados no exija ningún tipo de experiencia previa, formación académica, preparación técnica ni habilidades específicas vinculadas a las tareas genéricas mencionadas», cuestiona el escrito presentado a las autoridades judiciales.
Según lo que manifestaban en el video viralizado, Ku y Grosman se encontraban ellos mismo en «el corazón de Tartaristán» -una república ubicada en el centro de Rusia- y estaban promocionando una empresa llamada «Start», que, supuestamente, cuenta con 25.322 puestos de trabajo.
En la denuncia, esa afirmación es puesta en duda: «La única cuenta oficial que parece representar a esta supuesta empresa es el perfil de Instagram @star_program_latam, que fue creado recién el 28 de marzo de este año, no se encuentra verificado y cuenta al momento con menos de 500 seguidores, lo cual refuerza la sospecha sobre su autenticidad y operatividad real como agencia de empleo internacional».
A todo ello «se suma un factor de extrema gravedad», agrega al indicar que los dos denunciados «se valen expresamente de su visibilidad pública y del alcance masivo que poseen en redes sociales, particularmente sobre un público compuesto mayoritariamente por mujeres jóvenes, muchas de ellas menores de 25 años».
Salum y su abogada concluyen que el accionar por parte de los influencers es consistente con una posible trata de personas: «La oferta no solo carece de garantías contractuales, sino que además no identifica a los supuestos empleadores, omite toda mención a las condiciones migratorias, al lugar específico de trabajo y a las medidas de protección, lo cual genera un entorno de extrema vulnerabilidad que se ve agravado por la edad y el género de las potenciales víctimas».