Manifestantes derribaron el vallado montado por la Policía de la Ciudad en la esquina de Juncal y Uruguay, frente a la residencia de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, tras lo cual la fuerza de seguridad reprimió con gases lacrimógenos y carros hidrantes para intentar disuadir.
Casi 20 horas después de que se montara el «operativo de limpieza y control» en la esquina del barrio de Recoleta, un grupo de militantes derribó varias vallas, lo que obligó a los uniformados a terminar de retirarlas y formar un cordón judicial para contener a la multitud.
Pese a que los miembros de la Guardia de Infantería intentaron mantener la restricción, la gran cantidad de gente presente en el lugar hizo que fuera imposible lograrlo, por lo que la militancia burló el cordón policial y pudo llegar hasta el frente del edificio en el que reside la ex presidenta.
Sin embargo, en otra de las vallas la actitud policial fue diferente y procedió a utilizar el carro hidrante y gases lacrimógenos para tratar de dispersar a la gente.
Al menos una persona resultó herida, con una profunda herida en la cabeza.