La foto de Juan Schiaretti atravesado por una banda presidencial será la primera acción del gobernador cordobés en su demorado lanzamiento nacional, con el cual viene amagando desde hace semanas, y que se fue postergando día tras días; primero por la llegada de Sergio Massa a Economía y luego por el atentado a Cristina.
Esta acción «blanda» estará coordinada y los intendentes ya recibieron el flyer correspondiente, con la instrucción de viralizarlo durante el fin de semana. Se trata de un vuelo de cabotaje, pero con pretensión de que su impacto sea nacional.
La promoción nacional de Schiaretti viene de la mano del lanzamiento de Martín Llaryora para la gobernación. Aunque el intendente capitalino recorre la provincia desde hace varios meses con traje de candidato, faltaba la validación formal del mandatario provincial.
El doble lanzamiento Schiaretti-Llaryora persigue como objetivo que el «peronismo que viene», es decir la autollamada «nueva generación», reconozca sin medias tintas el liderazgo del veterano gobernador y le reserve de antemano lugares centrales en el próximo esquema provincial, donde el schiarettismo aspira a retener botones de «poder real».
El combo busca también ordenar la interna del peronismo provincial, donde emerge Martín Gill como un estorbo: el ex secretario de Obras Públicas de la Nación y actual intendente de Villa María reclama que «los espacios de poder sean ocupados por mujeres y hombres de cada rincón de la provincia que hacen política, y no por gurús que vienen de Buenos Aires». «Más territorio y menos laboratorio», es otra estocada de Gill.
Es un tiro directo a Guillermo Seita, consultor de Schiaretti, Facundo Manes y Horacio Rodríguez Larreta. Es un movimiento defensivo de Gill, ante la posibilidad de un mega acuerdo bajo el paraguas del consultor. Antes, Natalia de la Sota, sin moverse del esquema de Hacemos por Córdoba, también había reclamado la «peronización» del PJ Córdoba. En El Panal responden a esta crítica que el que se desperonizó fue el kirchnerismo en el que se referencia Gill.
En el PJ algunos dirigentes consideran que si el PRO estuvo dispuesto a darle una candidatura a vicepresidente a un «senador nacional patagónico de escasa tracción electoral» -por Miguel Ángel Pichetto-, podría haber entre los amarillos apertura para mejorarle la oferta al tres veces gobernador de la segunda provincia, quien se retira con altísimos números de aprobación y con la confianza del «círculo rojo». Es una especulación en el marco de la «reestructuración» de los frentes que se daría si Juntos por el Cambio explota.
El posicionamiento de Schiaretti a nivel nacional tiene -además de la lectura por los vínculos con Rodríguez Larreta y Manes- repercute en otra de las incógnitas del escenario 2023: la fecha de elección provincial. Si caen las Paso, proceso que el bloque de Schiaretti apoyará en el Congreso, podría haber un cambio en el plan original de elegir al sucesor de Schiaretti el 18 de junio. Pero para eso habrá que esperar cómo se mueven otras fichas del tablero.