«Les voy a rogar que dentro de lo posible aparten todos los atisbos y tentaciones de melancolías y nostalgias que puedan amenazarnos. Piensen que de ahora en adelante todo lo que pase es futuro, y no nos lo vamos a perder», dijo Serrat a modo de bienvenida luego de saludar a su público.
En el primero de los siete recitales locales de “El vicio de cantar 1965-2022” (el martes 8 pasará por el estadio Mario Kempes de Córdoba y, entre el 19 y el 29 de noviembre, realizará cinco funciones en el porteño Movistar Arena), la masiva convocatoria generó un caos de tránsito en la ciudad santafesina con atascos de más de tres kilómetros.
«Bienvenidos todos todas y todes, les voy a rogar que dentro de lo posible aparten todos los atisbos y tentaciones de melancolías y nostalgias que puedan amenazarnos. Piensen que de ahora en adelante todo lo que pase es futuro, y no nos lo vamos a perder», dijo Serrat a modo de bienvenida y después de entonar “Dale que dale” con la que abrió la velada a las 21.30.
El artista, de 78 años, agradeció al público por acompañarlo «esta noche como lo han hecho a lo largo de toda mi vida», en otro tramo de un encuentro cargado de emotividad.
“Ha sido un gusto pisar una vez más Rosario y poder gozar de su afecto, un afecto del que pienso seguir gozando”, deslizó el autor de gemas como “Esos locos bajitos”, “Pueblo blanco” o “Disculpe el señor”, por citar apenas algunas.
La presentación en el Autódromo, que fue abierta por el armoniquista y compositor local Franco Luciani, incluyó por parte de Serrat una versión de su clásico «Penélope» tras el que comentó que si de él dependiera “estaría cantando hasta el amanecer», aunque aclaró entre risas: «Probablemente haga un papelón en algún momento”.