La fiscal Mónica Cuñarro había imputado a Katherine, Allison Kaye, Frederick y Julia Andrea Deutsch por defraudación por administración fraudulenta.
El juez de Instrucción Santiago Bignone procesó sin prisión preventiva por el delito de defraudación por administración fraudulenta a los cuatro hijos mayores del millonario empresario fallecido Gustavo Andrés “Andy” Deutsch porque escondieron bienes en la sucesión para evitar darle su parte al quinto heredero.
“Andy” Deutsch murió el 14 de septiembre de 2014 en un accidente de aviación. Tenía 78 años y dejó una herencia millonaria. En el mismo avión que se estrelló contra una casa en el barrio de Nordelta, viajaba su segunda esposa, Graciela Villarruel.
Deutsch tuvo cuatro hijos producto de su matrimonio con Olga Kozak su primera esposa: dos mellizos (mujer y varón) que nacieron en Estados Unidos en 1959 y las otras dos (mujeres) que nacieron en Argentina en 1961 y 1967. Todos ellos viven en Estados Unidos y aparecían como los únicos herederos de la inmensa fortuna del empresario fallecido. Ellos fueron procesados por defraudar al quinto hijo del empresario al ocultar bienes en el expediente sucesorio.
Pocos meses antes de fallecer Deutsch había sido padre de un varón al que Infobae identifica con un nombre ficticio: Alejo. La madre de Alejo, Karina Caporale, había tenido -por años- una relación sentimental con Deutsch. A partir de un tratamiento de fecundación in vitro ella quedó embarazada y el 15 de abril de 2014 nació Alejo quien hoy tiene nueve años.
Deutsch fue un importante hombre de negocios. Había sido dueño de los supermercados Casa Tía, junto con la familia de Francisco de Narváez. Su nombre tuvo más trascendencia pública cuando se produjo la tragedia de LAPA. El 31 de agosto de 1999 un avión de LAPA que iba desde Aeroparque hacia la provincia de Córdoba no alcanzó a despegar y chocó contra una reja, atravesó una avenida, arrastró un auto y frenó contra un terraplén. Murieron 60 pasajeros, tres tripulantes y los dos ocupantes del auto que el avión había arrastrado. Aquel fue el principio del fin de la empresa LAPA que terminó en la quiebra. Deutsch era el propietario de la empresa Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA). En el juicio por la tragedia del avión que iba hacia Córdoba Deutsch fue absuelto.
Además de LAPA Deutsch tenía otras empresas aquí y en el exterior en las que mantuvo las acciones hasta su muerte. Explotaba campos y poseía propiedades. Todo aquello debía formar parte de la herencia. Pero no sucedió y por ello Caporale reclamó ante el juzgado Civil de la sucesión, ante un juzgado Comercial y realizó la denuncia penal.
En la causa penal iniciada por Caporale se demostró que los cuatro hijos mayores le ocultaron bienes a Alejo por una cifra descomunal: U$S 612.053.000. Esa cantidad de dinero forma parte de las 194 páginas del procesamiento firmado por el juez Bignone al que tuvo acceso Infobae.
El 5 de junio pasado el juez procesó a Katherine Deutsch, Allison Kaye Deutsch, Frederick Deutsch y Julia Andrea Deutsch, los hijos del empresario. Y también a Robert Brink, quien está casado con Allison Deutsch. Los considera coautores de la maniobra para evitar que el más pequeño de los hijos del empresario heredara buena parte de lo que le corresponde.
La fiscal Mónica Cuñarro, a cargo de la investigación del caso, había pedido la indagatoria de los hermanos Deutsch y de otros partícipes en las operaciones destinadas a mover bienes de manera tal que fueran denunciados en el expediente de la sucesión. La fiscal halló sociedades en el exterior, detectó traspaso de acciones y alquileres ficticios. Todo -según la fiscal- con la intención de perjudicar al hijo más pequeño de Deutsch. La fiscal destacó la poca cantidad de bienes que habían sido declarados por los hijos mayores de Deutsch en el expediente sucesorio y señaló que: “Cabe destacar que, al ser la sucesión un proceso de carácter universal, es allí donde deben ingresar todos los bienes del causante (NdelaR: el fallecido), y si se trata de participación en algún carácter de sociedades constituidas en el extranjero, o constitución de fideicomisos o trusts en carácter de beneficiario, debió haberse denunciado allí. Sobre todo esto último, es decir, aquellas acciones o beneficios de los contratos o fideicomisos de los cuales Gustavo Andrés Deutsch podía ser beneficiario final, formal o real”.
Cuando pidió las indagatorias Cuñarro había concluido que: “Al momento de promover el juicio sucesorio los imputados en lugar de declarar la realidad de los hechos, se aprovecharon de la ficción registral para evitar distribuir los bienes con el restante coheredero”.
Las indagatorias se realizaron vía Zoom -los cinco procesados viven en el exterior- entre diciembre del 2022 y marzo de 2023. El juez, en la resolución, explicó qué habían declarado los imputados, que, como corresponde, negaron haber cometido delito.
El juez Bignone describió cómo fueron las indagatorias: “…En lo sustancial, todos los justiciables ensayaron su defensa sobre los mismos argumentos: en primera instancia, negaron el conocimiento que, de la persona del niño damnificado, aquí se aduce, cuya existencia sostuvieron fue conocida más de un año después de iniciado el expediente civil (de la sucesión), al igual que la relación que el difunto mantenía con Caporale. En segundo término, efectuaron un cuestionamiento a los términos con que se expidiera la aludida ante este fuero, revelando que todo aquello que denunciara al recurrir a la Justicia Penal, ya había sido puesto en conocimiento del magistrado civil actuante, oportunamente (y sobre algunos tópicos también motivó la iniciación de sendas acciones ante la Justicia Comercial), considerando que, ante el fallido éxito obtenido, se despachó con la denuncia que diera génesis al proceso”.
Y agregó: “Ya en lo que concierne al patrimonio de Gustavo Andrés Deutsch, sus hijos –y a su turno Brink- aclararon la falta de toda relación de ellos con la actividad comercial desarrollada por el difunto, a quien calificaron como una persona reservada, que los mantenía ajenos a tal cuestión. Sostuvieron los hijos del causante que los bienes de su progenitor se tradujeron en aquellos que denunciaron en la presentación realizada en el expediente de presunción de fallecimiento, luego en el proceso sucesorio, más aquellos que se sumaron al acervo, merced a las diligencias realizadas por una de ellas (Allison) en su condición de administradora provisoria del juicio. De cualquier modo, aditaron, sobre este punto, que Caporale hizo saber al magistrado civil todas las sociedades y estructuras, en las que Deutsch intervenía y también la sospecha en derredor de todas aquellas en las cuales se mantenía presuntamente oculto. De tal suerte, de ningún modo podía considerarse que hubiera “omisión” en denunciar activos, ello, sin perjuicio de remarcar que esa “omisión” de denunciar bienes, que constituía el fundamental reproche cursado por la acusación pública, no se encontraba previsto como un “deber jurídico” impuesto a ellos en ninguno de los ordenamientos jurídicos vigentes y, por tanto, mal podía serles adosados”.
El juez explicó en qué consistió el reclamo de Caporale: “A modo de aproximación, surge que, en lo sustancial, ante la Justicia Comercial, Caporale persiguió lo que se conoce como correr el “velo societario”, es decir, que se determinara la real titularidad de las empresas y, por tanto, de los bienes de éstas, en cabeza de quien debía ser considerado su verdadero dueño, esto es, el fallecido Deutsch, concluyéndose, de esta manera, en una hipótesis de dominio, solapado, del difunto en derredor de las mismas. Ello, además de perseguir la aquí legitimada la responsabilidad y remoción de sus autoridades, en orden a los actos, o antes bien, decisiones, adoptadas en el seno de las sociedades que, a su entender, resultaron perjudiciales para las empresas en sí y para los intereses de, entre otros, su hijo”.
Según se transcribe en el procesamiento los hijos mayores de Deutsch: “Aditaron que el contenido de la herencia era, justamente, el objetivo que perseguía todo proceso sucesorio, que se caracterizaba por ser voluntario, naturalmente abierto, en lo que hacía a la existencia de los bienes, a las resultas de la prueba a realizarse y, en lo relativo a los trust, amén de negar haber recibido beneficios provenientes del mismo, profundizaron acerca de su naturaleza, que impedía considerar que se estaba, estrictamente hablando, ante activos propiedad del difunto, en tanto estructuras irrevocables, bajo el manejo de personas, distintas a sus beneficiarios, cuestión que, en todo caso, debía dilucidarse a través de la promoción de acciones en su país de constitución”.
A partir de lo transcripto en el procesamiento se conoce que una de las imputadas Katherine Deutsch dio argumentos diferentes de sus hermanos y su cuñado. La mujer que dijo estar distanciada de su familia declaró que: “Alejo (nombre ficticio del menor) es mi hermano y ello sin dudas le da derecho sobre los bienes que tenía mi padre en vida, y será la Justicia la que decida los alcances de su vocación hereditaria”. Y :”…Jamás le oculté ni privé a Alejo, ni a su madre, ni a nadie, el acceso a ningún bien, pues no tenía conocimiento de otros bienes que los que oportunamente fueron denunciados al iniciar el proceso sucesorio. No tenía ninguna forma de conocer el patrimonio de mi padre en tanto hacía muchísimos años que ni siquiera tenía contacto con él ni con mis hermanos. Es más, no tenía conocimiento de la existencia de los bienes denunciados por Caporale. Es decir, la madre de Alejo claramente sabía más que yo, algo lógico si se tiene en cuenta el contacto que yo tenía con mi padre”.
El juez volcó en la resolución algunas presentaciones y declaraciones de Caporale a quien los acusados definieron como conflictiva. El juez reseñó que la mujer dijo que esa caracterización: ”Sólo es imputable a los hijos de Deutsch, que consideran a su hermano como un hijo de segunda, con menos derechos que ellos”.
Caporale antes de realizar la querella penal había sido denunciada. Dos de las hijas de Deutsch la habían acusado de haber falseado documentación de la fertilización in vitro. Caporale fue sobreseída. La mujer también se avino a realizar un estudio de ADN para confirmar la paternidad, a pesar de que Deutsch había reconocido que era el padre del niño.
El juez citó declaraciones de Caporale donde dijo que: “Quisieron los hermanos asfixiar económicamente a su hermano menor, para que, en un contexto de desesperación y cuando ellos lo consideraran necesario, poder imponerle un acuerdo ruinoso”. Al mismo tiempo, en que “usufructuaban la fortuna de su hijo, viajando en aviones privados, haciendo millonarias inversiones con dinero tomado del niño, contratando asesores para perpetuar ese saqueo”.
Otras de las presentaciones de Caporale citadas en el procesamiento dice que: “Soy una mujer que intenta proteger a su hijo desde hace varios años frente a hechos ilícitos de los que él resulta víctima. Lo hago en los tribunales, pidiendo para él lo que le corresponde y lo hago frente a sus hermanos mayores, definitivamente inescrupulosos y crueles, que han dejado a un chico de ya ocho años en posición de pasar necesidades que no debería vivir. Sentados encima de una enorme fortuna que recibieron de su padre, a espaldas de V.S., Allison, Julia y Frederick…han hecho todo lo que estuvo a su alcance para que mi hijo Alejo no acceda siquiera a una mínima parte de los bienes de su padre y con ello han dificultado su bienestar. No hay un solo pedido que yo haya formulado a esos fines y que haya sido aceptado por ellos…Tan es así, que después de tantos años de trámite del sucesorio, existen fondos líquidos que no han podido ser repartidos y ellos no muestran el más mínimo interés para que tal cosa ocurra. Evidentemente, las monedas que existen en manos de la Justicia argentina no les interesan (porque ya tienen muchísimos millones en su poder) y prefieren seguir privando de la parte que corresponde a su hermano menor a cualquier costo. Es inadmisible y constituye una infamia que estos hermanos que maltratan de semejante manera a quien tiene su propia sangre me digan a mí cuáles son mis deberes como madre…..o en la manera en que Alejo puede llegar a gastar lo poco o mucho que pueda recibir en la sucesión de su padre…no tienen ninguna autoridad moral para opinar después de todo lo que han hecho…”
En el procesamiento se puede leer que Allison Deutsch -administradora de la sucesión- le sugirió a Caporale que pagara la luz y las expensas de la casa donde vive con su hijo. Caporale agregó sobre Allison Deutsch: “…Teniendo en cuenta que, además en simultáneo, su marido, que hasta antes de la muerte del causante, era un modesto norteamericano de clase media, se muestra ante el mundo como un próspero empresario que invierte los millones que eran de su suegro en un proyecto inmobiliario…En vez de enfocarse en dónde o cómo su pequeño hermano intenta vivir un poco mejor deberá explicar estos dislates. Allison, Julia y Frederick viven desde 2014 una vida de ricos con el dinero que era de su padre y simultáneamente se presentan ante V.S. pretendiendo miserias para mi hijo…”.
En la resolución se aborda otra situación diferente a la del hijo de Caporale y Deutsch. El empresario estaba casado con Graciela Villarruel al momento del accidente aéreo y murieron ambos. No tenían hijos. Los herederos de Villarruel-que estuvo 23 años junto a Deutsch- reclaman una parte de los bienes gananciales. Ellos consideran que fueron maltratados por los hijos mayores del empresario. En el procesamiento se señaló que denunciaron que: “…Fue avasallado el hogar conyugal mediante violación de la vida privada del matrimonio, sosteniendo que se ingresó al departamento ubicado en Avenida Figueroa Alcorta, residencia de los fallecidos, sin los mínimos recaudos, no sólo sobre los bienes materiales, sino además en relación a las pertenencias ‘personales e íntimas de los cónyuges’, desconociéndose en qué lugar se hallaban los bienes “no denunciados en esta sucesión…y bajo qué medidas de resguardo y protección quedaron en poder de los hijos mayores de quien era su cónyuge”. Los familiares de Villarruel no son parte en el expediente penal, pero el juez Bignone dejó la puerta abierta para que puedan realizar una denuncia similar a la que abrió el caso por el que fueron procesados los hijos mayores de Deutsch. El juez consideró que los hijos mayores de Deutsch también ocultaron bienes para perjudicar a los herederos de Villarruel.
El juez calculó que los bienes que se ocultaron alcanzan un valor de 612 millones de dólares. Entre ellos se encuentran un “trust” en el que había 300 millones de dólares producto de la venta de Casa Tía en la década los años 90. Y también otros 200 millones de dólares que cobraron los hijos mayores de Deustch por la venta de las acciones de los supermercados Ta-Ta de Uruguay y Tía de Ecuador. El comprador fue Francisco de Narváez quien declaró como testigo en distintos expedientes y afirmó haberles pagado a los cuatro hijos mayores.
También aparecen aviones, un campo en Lincoln -provincia de Buenos Aires- tasado en 39 millones de dólares y departamentos y oficinas que estaban a nombre de sociedades que controlaba Deutsch a través de otras firmas. El departamento en el que vivió Deutsch hasta su muerte, sobre la avenida Figueroa Alcorta es un triplex que alquila la modelo Carolina “Pampita” Ardohain y que está valuado en 5,5 millones de dólares.
El juez tuvo en cuenta, además de toda la prueba documental las declaraciones de los testigos que contaron cómo los hijos mayores de Deutsch hicieron la maniobra. En el procesamiento señaló que los imputados: “Dispusieron de manera discrecional de los activos, al mismo tiempo en que se escudaron en la ficción documental montada por su padre y continuaron en la misma línea, incluyendo este camino delictivo el llevar a las sociedades ubicadas en este país a un abismo, para lo cual utilizaron mecanismos lícitos con fines ilícitos”.
Y agregó: “La cuestión se reduce, como corresponde, al plano estrictamente jurídico y se encuentra sobradamente probada: a sabiendas de ello, los imputados administraron los bienes, desde la muerte de su padre, aprovecharon que su condición era conocida de modo irrefutable por el círculo de confianza del causante y por sus asesores, de todo tipo y ubicados en cualquier lugar del mundo, dispusieron de los mismos a su antojo y cuando Caporale denunció todo aquello que componía realmente el patrimonio, se negaron a admitirlo y en armonía, a su reparto, equitativo, con su hermano”.
El juez explicó que: “La prueba que se ha recabado, concluye en la veracidad de la imputación formulada, que patentiza que los acusados intentaron –y lograron hacerse de la mayor parte de la fortuna, de modo irregular, aprovechando las ya de por sí anómalas o bien falta de apego con la realidad de los activos de su padre, bajo estructuras constituidas por el difunto, que pudieron haber tenido por finalidad diversas cuestiones, como ser no tributar impuestos en este país o sustraer sus bienes de posibles acreedores”.
Es decir que engañaron a un niño de nueve años que vive en condiciones económicas ajustadas en un barrio humilde del partido de Morón, provincia de Buenos Aires. Todo ello para no darle el quinto de la enorme fortuna que dejó Andy Deutsch.
El juez calculó que los bienes escondidos al pequeño heredero alcanzan un valor de 612 millones de dólares. Para calcular el monto del embargo que les aplicó agregó un 50% para las costas del proceso. Es por ello que el embargo asciende a 218.968.645.114,5 de pesos, equivalente a algo más de 918 millones de dólares. La equivalencia en pesos es según la cotización oficial del dólar del pasado 5 de junio.