La explosión registrada el viernes es la más reciente de una larga serie en este país, primer productor de petróleo de África, donde este tipo de accidentes es frecuente.
Al menos 110 personas murieron en la explosión en una refinería clandestina de petróleo en el sur de Nigeria, una zona devastada por décadas de explotación ilegal de hidrocarburos, según un nuevo balance de los servicios de emergencia.
La explosión ocurrió el viernes por la noche en el sitio ilegal situado entre los estados petroleros sureños de Rivers e Imo, dijo la policía, según consignó la agencia AFP.
«El balance de muertos es ahora de 110, en lugar de 80, ya que muchas personas sucumbieron a sus heridas», señaló el domingo por la noche a la AFP Ifeanyi Nnaji, de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias (NEMA).
El mismo responsable había advertido al dar un primer balance de 80 muertos que el número de víctimas podría aumentar. «Nos enteramos de que hay muchos cadáveres en el monte y en los bosques cercanos», había dicho.
Nnaji explicó que la escena de la explosión estaba llena de vehículos y bidones carbonizados, utilizados para transportar el petroleo robado.
La policía confirmó que la explosión tuvo lugar en una refinería ilegal, pero no dio datos sobre el número de víctimas.
La explosión registrada el viernes es la más reciente de una larga serie en este país, primer productor de petróleo de África, donde este tipo de accidentes es frecuente.
En la región petrolera del delta del Níger, criminales procedentes de algunas comunidades locales vandalizan habitualmente los oleoductos para trasvasar y robar hidrocarburos, que son luego refinados en sitios ilegales, para ser finalmente vendidos en el mercado negro.
La mayoría de los habitantes viven en una extrema pobreza pese a los millones de dólares que se generan en la región, con una producción de unos dos millones de barriles diarios.
Nigeria, mayor productor de petróleo africano, consigue con esas exportaciones el 90% de los ingresos del país.
Según fuentes del sector formal, el país pierde cada día unos 200.000 barriles de crudo a causa del vandalismo y los robos.
Pero los habitantes de la región acusan a las grandes compañías petroleras de haber contribuido a la contaminación de la zona, sin participar a cambio en su desarrollo.
Décadas de mareas negras devastaron manglares y pueblos enteros, donde la pesca y la agricultura garantizaban antes una supervivencia, como fuente de ingresos locales.
La peor explosión de un oleoducto en Nigeria se produjo en octubre de 1998 en la localidad de Jesse, en el sur del país, causando más de 1.000 muertos entre sus habitantes.
El gobierno desplegó al ejército para efectuar duras operaciones con el objetivo de destruir las refinerías ilegales en el delta del Níger, e intentar poner fin al saqueo de los recursos petroleros.
Sin embargo, pese a la presencia militar, centenares de refinerías ilegales siguen operando entre las marismas y los bosques de la región.
Para determinar la causa de la explosión, se abrió una investigación, afirmó a la AFP el jefe de la Agencia nacional de detección y de respuesta a los trasvases de petróleo (Nosdra), Idris Musa.
«Las investigaciones están en curso y el incendio que se provocó tras la explosión fue parcialmente controlado» precisó.